jueves, 11 de agosto de 2011

Aute trae la complicidad de su música

Promete (en tono de broma) incluso ocho horas de concierto para que los paceños se pongan al día con su música. Lo que dice con absoluta seriedad es que se define como un curioso de los lenguajes, por eso, además de la música, exploró el cine, la literatura y la pintura para poder expresarse con ellos.

— ¿Qué expectativa tiene de su primera visita a Bolivia?
— Es la primera y tengo mucha ilusión de ir. Hubo tres o cuatro tentativas antes, pero se frustraron. Tengo mucho interés y deseo que conozcan mis canciones, que ya forman un repertorio amplio, porque son muchos años de componer, y de alguna forma estoy obligado a hacer una exposición lo más amplia posible en La Paz.
— En La Paz, y en Bolivia en general, usted es una suerte de gusto adquirido, algo así como un buen whisky...
— La comparación es bonita, gracias. Lo que deseo es que puedan conocer mis canciones, casi prefiero tocar en sitios no masivos porque así la gente está mucho más atenta a las canciones y se puede establecer un nexo más íntimo, más cómplice. Mis canciones tocan la intimidad y la decepción... y bueno, mejor no mucha gente, pero con personas que realmente conocen y se interesan en mi trabajo, pero si va muchísima gente, excelente.
— Su relación con el público boliviano es a partir de una oleada de músicos españoles, como son Serrat, Sabina, Ana Belén, Víctor Manuel o Miguel Ríos, y luego se le perdió el rastro como hace unos 15 años, entonces, ¿qué ha venido haciendo? ¿Qué nuevas propuestas trae para sorprendernos ahora?
— Voy a presentar las canciones del último trabajo, Intemperie, todas inéditas. Yo llevo más de 30 discos, no lo recuerdo bien...
— 32...
— Eso dicen las malas lenguas... pero obviamente cantaré canciones de otras épocas, que quizá conozcan ustedes mejor, para hacer el concierto más llevadero. Está visto que va a ser un concierto largo, porque es la primera vez que voy allá y son muchos años de canciones, espero que me aguanten seis, siete u ocho horas.
— ¿Cómo se define: músico, cantautor, director, pintor o poeta? ¿Cómo se ubica en el mundo artístico?
— Como un curioso de lenguajes distintos para comunicarme, de herramientas distintas. He tenido muchas exposiciones pictóricas y discos, poemas también tengo varios (son 13 poemarios)... No me considero poeta ni músico ni director de cine ni nada, sino simplemente un curioso, alguien que tiene necesidad de conocer medios de expresión distintos, jugar con esos medios, intentar acercarme a través de esos medios.
— Usted nació en Filipinas, como su madre, ¿cierto?
Bueno, lamentablemente no tengo sangre oriental, me hubiera gustado. Mi madre probablemente sí, yo no. Mi padre es español, de Cataluña, pasó 35 años en Filipinas, yo nací ahí, y como dije, no soy nada chino, me hubiera encantado ser un poco chinito...
— Si le menciono La ley del silencio o Niágara, ¿qué se le viene a la memoria?
— Fue la primera película (La ley...) en la que vi que el cine no era simplemente entretenimiento, sino que podía decir cosas importantes, que el cine era arte. Y Niágara... bueno, ésa es la primera película en la que vi a Marilyn Monroe. Yo era muy niño y, al verla paseando por el Niágara, sentí sensaciones extrañas, sentí que partes de mi cuerpo se remodelaban, cobraban otra forma, y bueno, ahí descubrí eso del sexo. Después de la película me fui a casa y me encontré con una foto de Marilyn en traje de baño, hice photoshop mental, la vi como Dios la trajo al mundo... imaginarán lo que sucedió después.
— ¿Nunca lo descubrieron?
— Bueno, metí la foto en el libro de geografía y, al día siguiente, en el colegio, al abrir el libro se me cayó la foto, y mi compañero de pupitre se la entregó al cura, quien la vio y le saltaron los ojos, creo que también sintió sensaciones extrañas... y nada, ahí mismo, en público, me llamó la atención, me insultó, me dijo de todo, que me iban a expulsar del colegio, y más. Así fue que descubrí la sensualidad, el erotismo e, inmediatamente después, el castigo.
— Quizá esto lo refleja en sus poemas y canciones.
— Sí, esto es algo que me marcó muy profundamente, de modo que el placer y el castigo están presentes en mis canciones y poemas.
— Esperamos que en La Paz haya más placer...
— (ríe) Yo voy allá con ganas de aprender y sorprenderme, de compartir canciones viejas y nuevas en un concierto pleno de complicidad.

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