Tiendas de discos originales sobreviven sólo por pedidos

Desde muy joven Nelson Sardón es un apasionado por la música y un entusiasta coleccionista de discos, lo que hace 14 años le llevó a abrir su importadora de CD que, a pesar de la piratería, aún mantiene una fiel y apreciable clientela.

Así, Importadora Sardón, que atiende en la calle Socabaya a pocos pasos de la plaza Murillo, es una de las pocas tiendas del país que aún vende discos originales de artistas internacionales. En La Paz se identificaron dos más: Centro Musical y Casa Rosval.

“Es un reto. Seguimos luchando porque todavía hay gente a la que le gusta lo original. Tenemos una buena cartera de clientes exclusivos”, cuenta el gerente propietario de Sardón, para quien la clave para sobrevivir es precisamente ser la excepción a la “regla” que prácticamente acabó con el negocio: la piratería.

“Somos unos de los pocos que aún vendemos productos originales”, que aunque no pueden competir en precio con los piratas, son incomparables en calidad y garantía. Sardón no sólo vende en La Paz, mediante su página web y otros contactos, recibe también pedidos de varias ciudades del interior. “Tenemos bastante acogida en Santa Cruz”, cuenta.

Este trabajo “a pedido” es la fórmula que también permite trabajar a la Casa Rosval, que se especializa en importar discos originales de algunos de los más exitosos artistas del momento como Shakira, Alejandro Sanz, Selena Gómez, entre otros, pero sobre todo, música de colección y pedidos específicos de sus clientes.

“Traemos de todo y recibimos las últimas novedades. Si quiere un CD anterior, nos da el título y se lo traemos”, dice la responsable de la tienda ubicada en la calle Yanacocha.

Julieta Loayza, encargada de ventas del Centro Musical, de la calle Evaristo Valle, recuerda con nostalgia que antes mucha gente visitaba su negocio “sobre todo en días previos a fechas especiales como el Día del Padre, de la Madre, Navidad' para elegir un disco de regalo”.

Ahora, esas escenas quedaron en el pasado, el Centro Musical ya casi no trae CD que no sea a pedido o de cantantes muy de moda cuya venta se garantice. “Aceptamos encargos de todo tipo de géneros, lo que pida el cliente”, comenta.

Sólo para coleccionistas

Importadora Sardón hace cuatro pedidos por mes para satisfacer a su “exclusiva clientela” de coleccionistas. Importan discos de EEUU y los venden entre 28 y 35 dólares por unidad.

“Allá compramos los discos en más o menos 12 dólares pero a eso hay que sumar los gastos de importación, transporte y la ganancia”, cuenta Sardón. En Casa Rosval, la mayoría de los CD vale 145 bolivianos y se entrega entre 15 días y dos meses después del pedido, según el caso y el origen del material.

En el Centro Musical, el costo mínimo de un disco es de 100 bolivianos, los más costosos son de música clásica. Al contrario de otros países, en Bolivia, las importadoras tienden que pagar en Aduana un monto que equivale a casi el 30% del valor del disco.

Una oferta variada
Música Una de las especialidades de la Importadora Sardón es el género del rock, pues ofrece una amplia variedad de discos de varias bandas como Kiss, Scorpions, Queen, Metallica y otros.


Variedad El Centro Musical oferta también algunas producciones nacionales.




Punto de vista
Sergio claros Coleccionista de músicaAntes había más tiendas que traían discos importados, a pesar de que nunca llegaban a tiempo los nuevos lanzamientos, pero al menos teníamos la oportunidad de acceder a los discos. Incluso hace unos 15 años abrieron oficinas las grandes disqueras como Sony, Universal y Warner que importaban sus discos, pero después la piratería mató todo. Se cerraron éstas y otras disqueras, y ahora sólo quedan algunas tiendas que traen música por encargo, pero lo malo es que cobran lo que quieren.

Personalmente, no me gustan los discos piratas y por eso he optado por comprar música original por internet. Pero ya no hay el gustito de ir a una tienda y pasarte horas buscando discos y revisar qué novedades llegaron. Es un placer similar al de ir a librerías y buscar entre montañas de libros.