ra 1958 cuando el virtuoso violinista y empresario decidió crear el estudio de grabación musical, un proyecto ambicioso que durante años fue el “bum” por el que pasaron reconocidos artistas nacionales. Con el pasar de los años la empresa se reinventaba para no ser enterrada por la piratería, hoy en medio del silencio se apaga la conjugación de sonidos musicales con voces virtuosas tras el deceso de su creador, Miguel Dueri, boliviano emprendedor y también gerente de la radio Panamericana, falleció ayer a los 89 años a causa de paro cardiaco.
EL LEGADO
En la calle Sagárnaga, frente de la iglesia San Francisco, en el número 123, está aquel antiguo estudio de grabación de música que hace 57 años cuando junto a su esposa Miriam Saba acordaron dejar de lado el bazar que atendían en la calle Evaristo Valle, donde vendían productos traídos desde Europa y Asia, aunque los materiales discográficos que solicitaban perdían su vigencias cuando llegaban al país, motivo por el cual decidió implementar un estudio de grabación y fabricar discos.
Aunque, para su acompañante esta era una idea visionaria, Dueri emprendió un viaje en busca de todos los equipos que necesitaba. Consolas, grabadoras, micrófonos, todo lo que era necesario para instalar primero el estudio de grabación.
En el lugar se interpretaban varias canciones junto a grupos nacionales, sin embargo Dueri quería formar parte de la industria disquera y fabricar discos de vinilo, esto no fue hasta 1963 cuando Discolandia pudo al fin sacar su primer disco: un simple con la canción Horizontes, un éxito chileno de los Hermanos Arriaga, interpretado por Airto Rau, un joven imitador de gran talento.
El simple costaba siete bolivianos, posteriormente se grabaron discos de Swingbaly. La familia no recuerda cuántos discos se grabaron, o cuántos artistas pasaron por el lugar, lo que sí es que formaron parte de firmas internacionales como Sony, Music Hall, Polydor, Capitol, AyM, Odeón, EMI, CBS y otras, trajo a Bolivia un sinfín de estrellas internacionales de la música.
Como principio y en forma permanente se ha mantenido a la vanguardia de la evolución tecnológica y obviamente comercial. Iniciándose con el disco de vinilo, para posteriormente implementar el sistema de duplicación del cassette para más tarde editar los productos en el nuevo y moderno formato: el disco compacto.
En cada una de estas etapas y como otro atributo, la disquera ha cumplido permanentemente los estándares internacionales de producción lo que le ha permitido consolidarnos como un producto boliviano preferido y de primer nivel en calidad.
La piratería y otros avances tecnológicos, si bien bajonearon el espíritu de triunfo de Dueri, nunca lo obligaron a dejar atrás el más grande de sus proyectos y hasta sus últimos días continúo con su lucha contra la piratería a través de Discolandia, de la cual desde hacía algunos meses era administrado por su fiel compañera: Miriam Saba.
OTRAS PASIONES
Una de sus grandes pasiones fue la música, motivo por el cual Dueri formaba parte de la Orquesta Sinfónica de Bolivia interpretando el violín, cuyos conocimientos los adquirió en Belén.
Otro de sus grandes logros fue la radio Panamericana fundada en 1972 y de la cual formaba parte con el programa "Siempre en Domingo de Panamericana" con análisis de los temas que marcaron coyuntura no solo nacional sino internacional.
Además, de su vocación como radialista, también fue propietario, junto a su familia, del hotel Presidente en La Paz y criaderos de trucha en el lago Titicaca.
En otra faceta de su vida fungió como embajador boliviano en los Emiratos Árabes, durante el gobierno de Hugo Banzer Suarez.
"Fue un hombre visionario que se había planteado el propósito que se ha mantenido desde aquel entonces hasta hoy y para ello no ha escatimado esfuerzos", manifestó Daniel Sánchez, director de Panamericana en declaraciones a radio Erbol.
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