La cantante, intérprete, actriz, productora y antropóloga mexicana actuará en La Paz el 27 de agosto. Es autora de más de una docena de discos y éxitos musicales en diferentes géneros. Además de interpretar melodías en español e inglés lo hace en diversos idiomas nativos de su México como el mixteco, maya y zapoteco, entre otros. Este año emprende una gira con su nuevo disco Balas y chocolate causando gran repercusión internacional. Antes de llegar a Bolivia hablamos vía telefónica a su residencia de su natal Oaxaca.
¿Conocía Bolivia?
Será un privilegio estar en vuestra tierra. Nunca he estado, pero tengo grandes amistades, una persona que trabaja en audio y es de Cochabamba, y una amiga del alma que es Luzmila Carpio. Ojalá podamos invitarla para que esté, vamos a buscarla entonces.
¿Qué le inspira Bolivia?
De lo poco que he conocido por lo que leí y por las amistades, esa gran relación que nosotros tenemos aquí en el sur con la madre tierra, se asemeja mucho. Creo que tenemos una visión similar por nuestro pasado indígena y por el presente indígena que está muy vivito y coleando. Además de las bondades del arte para poder expresar esa relación sagrada que tenemos con la naturaleza.
¿Qué conoce de la música boliviana?
Un poquito. Me he enamorado de algunos temas que canta la Luzmila (Carpio)…cuando imita las aves, con esos sobreagudos que tiene, son maravillosos y también su manera de tocar el charango. Ella me ha contado que desde muy chiquita cantaba acompañándose con el charango. Pues sí, enamorada con esa luz que emana la mujer boliviana, creo que es muy similar a mi abuela, a mi madre, que disfrutan cantando con sus dichos, con esa manera de hablar y todo eso.
Desde el punto de vista antropológico Bolivia tiene una riqueza muy interesante, ¿va a tener alguna actividad al respecto?
Estaremos solo un día en La Paz, no creo que podamos visitar tanto como quisiéramos, pero nos dará la oportunidad de probar un poco de sancochito de allá y de prepararnos para la altura.
¿Le teme a la altura?
Vengo de un lugar con altura también, en ese sentido los médicos siempre me han dicho que mi capacidad toráxica es más amplia. Pero mi esposo (Paul Cohen) tiene una enfermedad del corazón. Le ha crecido el corazón y, por lo tanto, no bombea tan bien ya y eso me da un poco de temor, pero veremos, yo creo que con calmita y si la lleva despacito, no pasa nada.
¿Cómo se gestó Balas y chocolate?
Ha sido una preocupación principalmente por expresar esa importancia que tienen los ancestros, los abuelitos, personas que han fallecido, pero que están presentes en nuestras vidas. En México se hace un altar y una ofrenda grande para ellos. En mi caso, a mi abuela, junto con mi madre, le preparamos un mole muy especial, una mixtura de los chiles de diferentes especies y se venera. Mi padre se le pone su mezcal y su whisky porque él era gringo y sus cigarros (aunque ha fallecido por fumar demasiado). Es ese dialogo que tenemos con los difuntos y estamos con ellos. Fue muy inspirador.
“Más que por la fuerza nos domina por el engaño" dice uno de sus carteles en el video de La Patria madrina. ¿Cómo ve este proceso en Latinoamérica?
Esa es una frase de Simón Bolívar. Me pareció importante volver a esa frase cuando pensamos en nuestra liberación como naciones. Luego pensar qué hacemos con esto, qué hacemos después de ser independientes, cuando tenemos la libertad en nuestras manos de cierta forma, porque, claro, nos damos cuenta de que no somos tan libres y por lo tanto ahora toca de proponer de qué manera vamos a concebir ese futuro en el que todos convivimos y aportamos ideas para el liderazgo de nuestras zonas rurales, por ejemplo.
En Oaxaca, por ejemplo, se utiliza un sistema diferente, por usos y costumbres que también se basan en el concejo de ancianos y que es muy diferente la cuestión política a otras comunidades y hablamos un poco de eso en la música, pero también hablamos de una unión latinoamericana porque tenemos mucho en común, tenemos también malestares en común tratando de buscar la luz dentro de lo negativo, de lo que nos pasa, es difícil, pero creo que la poesía nos da alimento para poder buscarlo.
Tiene canciones alegres, historias más tristes, pero también más sociales, de protesta, más políticas ¿Cómo equilibra las temáticas de las canciones en un mismo disco?
La verdad es que yo estoy muy agradecida y creo que el poder de los difuntos, nos acompañaron en esta ocasión para lograr la unión en este disco. Musicalmente empezamos a proponer algunos versos que yo había compuesto, luego me junté con mi marido, que tiene más conocimiento armónico que yo, y de ahí nos juntamos con la banda, comimos sabroso, nos juntamos en Oaxaca y bebimos un poco de mezcal y se gestaron las canciones. Las verdad es que fue un disco bien democrático en el que todos opinaban y llegamos a arreglos muy divertidos, celebratorios más que nada, como se acostumbra esta actividad de los santos difuntos.
¿Cómo prepara un show nuevo, como Balas y chocolate?
Depende del país. Siempre es muy interesante invitar a los músicos que se encuentran en esa localidad que uno va. Ojalá que podamos invitar a Luzmila y que ella esté para compartir. El vestuario es una parte muy importante. Tuve el honor de estudiar el textil indígena (su tesis en antropología se basó en ese tema) y sus simbolismos y por lo tanto me gusta aportar modernizando a veces a mi manera algunos de los trajes y a veces usándolos como se utilizan tradicionalmente, pero sí portándolos porque hay tanta belleza que se sigue haciendo en la artesanía mexicana y además los símbolos que representan a veces al dios del rayo, al dios de la fertilidad, la diosa del maíz, etc. y es una oportunidad para hablar de esa riqueza cultural que vive hoy en día.
Ha ganado varios Grammy ¿qué significan para usted?
Es un regalo poder estar en vida y ser reconocida por el mismo gremio y eso se agradece. También es una responsabilidad, no sé si me sienta menos o más responsable, pero creo es que hay que seguir trabajando y dando a conocer muchas cosas hermosas y diversas de la cultura en Latinoamérica. Vale la pena educar al mundo acerca de quiénes somos nosotros, porque a veces, especialmente nuestro gran vecino yanqui, nos agrupan en una sola categoría y no entienden de nuestra vasta riqueza cultural que nosotros llevamos y afortunadamente por la música, pues el Grammy nos da gusto y lo agradecemos mucho, pero también hace falta hacer más cosas.
El flagelo del narco y las muertes absurdas siguen azotando México. Además de la denuncia ¿Qué otras acciones se pueden hacer para que esto se acabe?
Hay que organizarse y cambiar cada uno en su propia vida como ejemplo. Organizarnos de una manera que no sea en base a la riqueza personal de cada quien. Viendo a nuestra sociedad como un todo y cómo cada acción nuestra va a afectar a ésta.
Estoy en un lugar (Oaxaca) que tiene mucha fuerza en ese sentido, en el trabajo voluntario, en el trabajo de cooperación, pero siento que en todo el mundo, en Latinoamérica, podríamos hacer eso. Aquí hay un trabajo voluntario que se llama Tekio y consiste en que no se puede pagar con dinero, sino hacer el trabajo en especie, si nos toca trabajar en el sistema de agua, por ejemplo, en la zona en la que vivimos, pues tenemos que ir con nuestra pala y ayudar y hacer el trabajo. Todos podríamos beneficiar un poco si tuviéramos más esa actitud voluntaria en el mundo.
¿Donde se enfoca cuando canta?
Trato de estar en el momento y sentirlo profundamente. Creo que si no hay sentimiento no hay conexión con el público. Eso me lo enseñó mi madre y poco a poco también la vida y creo que es la única manera que uno puede de verdad hacer sentir a las personas, cantar con toda la pasión del corazón
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