miércoles, 20 de septiembre de 2017

Diego El Cigala ofreció un recital memorable, anoche, en Los Tajibos


Cerca de las 23:00 del martes se apagaban las luces del Centro de Convenciones de Los Tajibos. Un halo de tonos suaves y un vapor denso se apoderaban del escenario, a la vez que Jaime Calabuch, un gitano del catalán barrio de Gracia, arrancaba del piano las primeras notas de una pieza conocida. De pronto emerge Diego El Cigala, gallardo y risueño. Se sienta en el taburete, que lo esperaba junto a una bebida tropical, y dice. “De por qué te estoy queriendo no me pidas la razón, pues yo mismo no me entiendo con mi propio corazón”.

Así daba inicio a una noche de pasión, de recuerdos y de flamenco fusionado con boleros, tangos y piezas inmortales, amalgama que el cantante madrileño ha denominado ‘el sonido del alma’.

Te quiero, te quiero (Nino Bravo) fue el umbral de un espectáculo inolvidable para los seguidores del famoso ‘cantaor’, que llegó por primera vez a Bolivia para dar dos conciertos (el segundo será mañana en La Paz).

El día que me quieras, Inolvidable, Cóncavo y convexo, Lágrimas negras, Corazón loco y Las simples cosas, fueron algunas de las excusas para emocionarse y dejarse llevar por la voz de un grande. Diego El Cigala pasó por tierra cruceña y no solo dejó huella, dejó el alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario