Aunque las puertas del "Tahuichi" las abrieron con una hora y media de retraso (20:30), eso no opacó el espectáculo, y menos la poca presencia de gente. Dicen que hubo 15 mil personas, es probable, pero el estadio no se llenó.
A las 21:10 tocó Track. Los clásicos del grupo cruceño ayudaron a calentar el ambiente. A las 22:34 apagaron las luces y empezó lo que hasta ahora es el mejor concierto de rock en la historia de Santa Cruz. Sonaron los riffs de guitarra de Rudolf Schenker (65) y Matthias Jabs (56), sostenidos por la rítmica del baterista James Kottak (49) y el bajista Pawel Maciwoda (45). El coro decía: "Hail hail a sting in the tail". Entró en escena la banda liderada por el carismático Klaus Meine (65), que en varios momentos se dirigió a la audiencia en español. Santa Cruuuz!!! Eso para mi fue lo más emocionante. Siguió Make It Real, Is There Anybody There y la poderosa The Zoo. Hasta ese momento todos estábamos encantados.
Las 'odiosas' comparaciones. Debo decir que el concierto en La Paz me gusto más. Por la cantidad de gente, un escenario con mejor montaje, el sonido ayudaba; es decir, que cuando Rudolf o Matthias tocaban un solo, sus guitarras iban a primer plano y resaltaban del resto. El miércoles hubo eso, pero no en todos los temas. Es que los escuché en La Paz, y allí la interacción con el público fue mágica. Lo siguiente fue Coast To Coast, este instrumental de 33 años que cada vez suena mejor, hizo que Meine cargue una guitarra y acompañe al grupo. Y así transcurrió la noche con Loving You Sunday Morning y The Best Is Yet To Come.
Después nos deleitaron con dos baladas fantásticas en versión acústica: Send Me An Angel y Holiday. Hubo un fanático que le paso a Meine la tricolor boliviana y la verde y blanco, amarradas. El vocalista se la colgó en el hombro, fue un gran momento.
El recital siguió con Raise On Rock y el clásico Tease Me Please Me. A partir de ahí el talento y carisma de Kottak desbordó. El solo de batería de 10 minutos fue ruidoso y consistente. Blackout y Big City Night mantuvieron la rítmica del rock duro, para luego hacer una pausa.
Epílogo. Retornaron con Still Loving You, la canción que faltó en su primera visita, esta vez no fue a capela sino ejecutada en la versión original. La noche escorpiona llegaba a su fin con la emblemática Wind Of Change y Rock You Like A Hurracaine.
No importa que no hayan tocado Rhytm Of Love, No One Like You, Dynamite o Bads Boys Running Wild. O que no hayan hecho la pirámide humana. Hay que dar gracias porque pudimos ver en escena a una parte de la historia de la música que tanto nos apasiona.
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