A sus 72 años, Dyango es un tipo que puede hablar de música con propiedad, conoce sus estilos y la estudia desde la infancia, pero esta no es la única vertiente creativa en la que navegan sus ideas.
Hace un tiempo, su mano se aferró a un pincel con el cual inició una inagotable fábrica de pinturas llenas de color, desnudez, sicodelia, inimaginadas para él o sus seguidores. (...)
¿Qué consejo le darías a jóvenes que ahora parten en la música?
Sería que no se fijaran nunca en lo que hacen los demás, que cada uno tiene un sitio en este mundo. No hay que tener ni un poquitín de envidia hacia los demás. Cada uno es como es, y cada uno hace lo que con la mente puede.
Y después, que la música no es solamente en el sentido del triunfo, de darte a conocer, en el sentido de ser popular y famoso. Eso vale, está bien, pero no es lo importante, lo importante es amar la música.
¿En algún minuto te pasó eso? ¿Sentiste las ganas de ser más popular que otros artistas?
Sí, sí, por supuesto que sí. Pero he recapacitado, he pensado… coño, el tiempo que he vivido y todo lo que he vivido, me ha enseñado a que eso hay que sacarlo de la cabeza. No se puede tener eso de “coño, ese que no canta tan bien como yo y está triunfando tanto”, eso es lo de menos, porque hay cualquier cosa que él puede tener, que tú no tienes, así, sencillamente.
¿Te has imaginado en un mundo sin música?
No, no, no, no. Eso no. Eso no puede existir. Un mundo sin música es un mundo vacío de todo, ciego. Ni las flores serían lo que son, ni los árboles, ni nada sería lo mismo. La música es, por encima de todas las cosas, un privilegio que tenemos los humanos. Y solamente de escucharla estoy hablando, y si la puedes llegar a hacer, mucho mejor. Pero solamente escuchar la música es como para dejar volar el sentimiento, la imaginación y el alma, y decir “Dios mío, qué feliz soy”.
Además de la música te involucraste en otro mundo de las artes, la pintura…
Si mira, estoy pintando en este momento, ha, ha.
Buenísimo, ¿qué estás pintando?
Soy una persona que si hay que poner el pincel o la voz, se pone donde sea. Ahora mismo estoy haciendo algo que ni pensaba seguir por este camino, y al final, he cogido el cuadro y he tomado uno que no había pensado en un principio, pero me queda bien. Ha, ha, ha. Esto de la pintura es exactamente como la canción, yo adoro la canción, pero, la pintura me hace sacar lo mejor de mi. (...)
¿Además de los cuadros, estás trabajando en algo nuevo?
Pronto va a salir un disco nuevo, que acabo de terminar, que es el número 51, - como si pensara en voz alta dice - wow, 51 discos tengo grabados. Joder… - luego cambia el tono de voz y continúa - y que es un disco que es parte de lo que es mi vida. Se llama “El Cantante” y refleja lo que es la vida del cantante en varias situaciones, o mi vida de pequeño, cuando llegaba mi padre a casa en aquella pequeña miseria que pasábamos en la post guerra, y bueno, cosas así que uno, cuando tiene años ya, puede reflejar.
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