sábado, 12 de abril de 2014

Lisandro Aristimuño. VIENTOS PATAGÓNICOS DE MÚSICA ALTERNATIVA SOPLARÁN EN BOLIVIA

Productor de sus discos, independiente y alternativo. Apostó a la autogestión y hoy se siente feliz. Está a punto de llegar a Bolivia por primera vez para mostrar lo suyo.
Una buena voz, ritmos folclóricos con bases electrónicas, muchas cuerdas y percusión variada son algunos elementos que definen su arte musical.

¿Existe un género que se te pueda definir musicalmente?
No sé si tiene un nombre pero yo me baso en la canción, para mí la canción es la raíz de lo que yo escucho también. Si me gusta una canción, el estilo no me hace dudar. Si la canción está bien armada y tiene una linda melodía, con armonía, el estilo me va y me viene. A la hora de escuchar soy así y a la hora de componer también, intento basarme siempre en la canción y que el estilo venga solo. Los estilos son como colores, como si fuera un pintor, no me imagino pintar solo de una gama de colores. Me gusta la libertad que tiene la música de poder elegir los colores que a uno le gusta para pintar una canción, no sé si me distingo en alguno, simplemente intento poder expresarme con la canción y que llegue sea cual sea el estilo.

¿Cómo es tu proceso de composición?
Varía. Primero era con una guitarra y una laptop, después fui variando por el hecho de tocar con otra gente. Después pensaba cada arreglo y armonía de acuerdo con mis compañeros y en mis músicos que me acompañan, entonces tenía más amplia la gama de composición, con cuerdas y varias cosas armónicas. Me baso mucho en las partes de las letras, quiero distinguir siempre que la voz es un instrumento. La letra tiene que tener mucha percusión y estar adecuada a la melodía y armonía que tenga la canción. Busco las palabras que tengan percusión, suavidad o fuerza, dependiendo lo que quiera decir, pero las uso como un instrumento.

¿Con qué instrumento preferís componer?
La música surge a veces primero o a veces después, varía, según el instrumento que tenga en ese momento, un teclado, con el mouse de la computadora programando cosas en algún programa electrónico, con la acústica.

¿Cuál es el aporte de tus músicos a la hora de componer?
Me gusta trabajar solo. Casi todo está grabado por mí en mi estudio casero. Grabo los instrumentos y los que no sé tocar los simulo con un programa o con un teclado. Ellos interpretan lo que les paso y lo hacen mejor que yo porque tocan muy bien.

¿Sos más músico que poeta, más productor que director…?
Me gustaría ser todos. Tener algo de cada uno, sé que es imposible pero me siento cómodo o tengo más seguridad en la parte de productor.
Ya tenés 10 años de trayectoria ¿Cómo haces para reinventarte?
En este momento estoy bastante en silencio, ya hice seis discos y todos me llevaron un esfuerzo bastante grande al ser el compositor y productor. Ahora estoy en espera y en silencio porque tengo la necesidad de seguir investigando y componer otras cosas distintas a las que hice. Es bueno hacer una pausa y poder investigarte y ver cómo crecer. Me baso mucho en la vida para la música y lo que me pasa día a día. Por suerte las cosas van cambiando y eso hace que escribas distinto y que tengas otras inquietudes y lo nuevo quiero implementarlo en mi música.

¿Vos elegiste la música o la música te eligió a vos?
La música me eligió a mí, la música es muy importante y eso es una de las cosas que más me llamó a prestarle atención, la música es algo natural que nos concedieron y que hay que cuidar mucho y me creo un mensajero de eso. En cada región y cada lugar hay una música y en cada persona hay una música, aunque no toque ningún instrumento. Dentro de cada persona hay música y hasta es más importante un buen oyente de la música que una buena música.

¿Qué esperás encontrarte en Bolivia?
Es la primera vez que voy. Conozco su fuerza como país, por defender la cultura indígena, las raíces y eso es algo que me parece importantísimo y creo que voy a aprender un poco de eso. Tengo ganas de vivir eso y de tener esa conciencia para poder traerle a mi país en el que también hace falta, el reconocimiento a los indígenas a la gente que habitó siempre nuestras tierras a nuestra cultura. En eso creo que Bolivia está muy fuerte por las imágenes que veo, por el presidente, por algunos amigos que me cuentan.

¿Cómo será el concierto?, ¿venís con la banda?
Cuando voy a otro país por primera vez el concierto es solista, un poco para que el productor local también vea cómo repercute mi música en el lugar. Casi siempre me fue muy bien y casi siempre volví con la banda porque gracias a Dios y a internet la gente me va a ver y le gusta mi música. Iré con un set de guitarras y con un chelista. Vamos a hacer algo medio electrónico-acústico. Mostraré las canciones tal cual surgen, como a la primera tocada y eso tiene su encanto, son versiones que la gente no está acostumbrada porque escuchó los discos. Es un concierto al desnudo que también lo piden mucho acá, pero como tengo mi banda no lo hago. Incluso hay gente que ha viajado a otros países para verlo porque es íntimo.

¿Qué sentís cuando tocás en un lugar que nunca fuiste y la gente canta tus canciones?
Lo vivo como un regalo de la música. La gente me trata muy bien, le gusta lo que hago, compartimos mucho y sobre todo me toma de igual a igual, que yo voy a defender siempre porque mi oficio es de ser músico y soy igual que cualquiera y está bueno que la gente lo entienda así. Yo quiero conversar y aprender con la gente y saber que le pasa a las personas que me escuchan y que entienden de mi música, entonces es fabuloso porque cuando hago un disco nuevo tengo mucha información también.

¿Qué significan los premios?
Los premios para mí son una sorpresa y también una felicidad. Jamás hubiera pensado que lo que hacía iba a llegar a los Grammy, por ejemplo. Yo defiendo la música, no importa de dónde venga, lo hago ladrillo a ladrillo y me asombra adónde llega. Cada vez creo más en lo que hago y defiendo sobre todo los caminos alternativos y muchas veces estos reconocimientos son un empujón importante y una señal a los que piensan que no se puede. Lo he demostrado que se puede hacer y eso me pone muy feliz.

¿Cuáles son tus sueños musicales?
Hay muchos sueños que estoy cumpliendo, la música me ha dado seis discos, tengo 35 años y creo que todavía tengo un montón por delante. Ahora soy muy feliz porque hago un concierto y va mucha gente, escucha las canciones, les gusta lo que hago, eso es un sueño cumplido. Me gustaría poder editar mis discos en todos los países para que puedan tener el disco tal cual como lo saqué yo. Desde mi sello le pongo mucho empeño al arte de mis discos. Al no estar en una multinacional las cosas van más lentas, pero a la hora de llegar, lo hacen con mucho amor y con dedicación. Es un trabajo más artesanal, es como que cada prenda está pensada para su dueño

UNA DÉCADA DE DISCOS, GIRAS Y AUTOGESTIÓN
Nació hace 35 años en Viedma (Río Negro - Argentina).
En 2001 Lisandro Aristimuño se instaló en Buenos Aires, pero la ciudad le pegó mal, sufrió fobias, lo encerró, pero se repuso y sacó su primer disco Azules Turquesas (2004).
En 2005 produjo su segundo álbum, Ese asunto de la ventana. Y dos años más tarde, completando la trilogía editada por Los Años Luz presentó 39º (2007)
Con el cuarto disco, el doble "Las crónicas del viento" (2009), Lisandro hace realidad el sueño de tener su propio sello discográfico: "Viento azul discos", siguiendo el camino de la independencia y la autogestión. A partir de allí se desempeñó como productor de varios artistas nuevos y también de consolidadas figuras, como Liliana Herrero.
En 2012 lanzó Mundo Anfibio con la participación de músicos consagrados. Fue nominado al Grammy Latino y ganó en 2013 el Premio Carlos Gardel como mejor álbum rock pop alternativo.
De padres artistas, mamó de chico la diversidad de la buena música en su casa. Desde Philip Glass, Brian Eno, hasta Raúl Carnota y Mercedes Sosa.
Como su padre, director de teatro, prefiere pensar en el producto completo con todos los procesos del trabajo musical bajo su minuciosa lupa. Eligió la independencia y la autogestión para mantener la libertad de su arte. Sabe de los condicionantes de los grandes sellos, pero se fue por el camino más difícil.
Su música fue reconocida por Jorge Drexler, Kevin Johansen, Divididos y Fito Páez, entre otros, que le ofreció un día ser su padrino musical.

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