Esta ciudad nos quita el aire. No por la altura sino por maravillosos paisajes”, dijo ayer el vocalista de Scorpions en su visita a La Paz. "Estamos orgullosos de despedirnos en el escenario más alto del mundo", añadió. El quinteto prometió un recital inolvidable.
Vestidos con chamarras negras de cuero, jeans y lentes oscuros, como acostumbran, los alemanes fueron recibidos con gritos y aplausos en el salón Germania del hotel Europa. "¡Bienvenidos a Bolivia!" gritaban los pocos fans y los periodistas que asistieron a la conferencia de prensa de la banda Scorpions.
“Estamos agradecidos de estar en esta ciudad. Hemos traído nuestra energía y mucho rock", saludó Klaus Meine, líder de la banda de heavy metal, mientras los flashes de las cámaras destellaban por todo el salón. Junto a él aparecieron en escena los esperados Matthias Jabs, Rudolf Schenker, James Kottak y Pawel Maciwoda.
Tras los saludos —“Bolivia los ama, Scorpions”, dijo Abel Espejo, de la empresa Esuesa que organiza el concierto—, los músicos abordaron el tema inevitable: su gira de despedida. "Ha sido una decisión difícil de tomar pero nos vamos en un momento cumbre de nuestra carrera", aseguró Meine quien, junto a sus compañeros, revive los éxitos de 40 años de trayectoria en su gira de despedida titulada Get you sting and Blackout, que esta noche hace escala en La Paz.
“Esta ciudad nos quita el aire. No por la altura, sino por sus maravillosos paisajes. Cuando vienes por primera vez, realmente es increíble", señaló el vocalista arrancando el aplauso generalizado.
Sobre el concierto de esta noche, Meine adelantó un “show inolvidable”. “Vamos a presentar los temas de nuestros diferentes álbumes y los del último disco Sting in the tail. Mañana (hoy). Habrá rock en el estadio y los fans van a tener lo mejor de nosotros”. “También tienen que asegurarnos suficiente oxígeno, porque vamos a rockear", complementó Jabs.
Previo al encuentro con los artistas, periodistas de medios y fans esperaron cerca de hora y media. Las exigencias en la seguridad fueron las principales causantes del retraso. "Los mánagers de la banda piden que estén sentados y en orden. No quieren ver CD ni posters, pues ésta es una conferencia de prensa", advertían por altavoz los organizadores. Los asistentes sólo hicieron caso cuando el severo mánager en persona pidió orden.
Pese a las recomendaciones de elaborar preguntas cortas y precisas, los periodistas no perdían la oportunidad de agradecer a la banda y solicitar saludos. Descoordinaciones de los organizadores provocaron que no todas las respuestas fueran traducidas al español; pues los Scorpions hablaban inglés. Los rockeros respondieron pacientemente una a una las consultas.
Las preguntas fueron desde cuál es su disco favorito, pasando por si una Yoko Ono fue la causante de la separación, hasta sus creencias religiosas.
"Un músico ama todo lo que hace. Son más de 40 años de carrera, es imposible no amar cada creación", respondió el guitarrista Rudolf Schenker. "Scorpions es una banda que cree en la paz y la música, a través de ésta queremos llevar siempre el mensaje de paz", añadió Meine.
A estas alturas, los artistas solicitaron abrir las cervezas Auténtica que adornaban la mesa, pero no había un abridor cerca. James Kottak, el baterista, fue uno de los más entusiasmados y el primero en probar la bebida. Después llamó la atención, sacando él mismo fotos a los periodistas con su celular.
A estas alturas, en las puertas del hotel Europa, cientos de fans de todas las edades se habían apostado con la esperanza de entrar a la conferencia. Porfiados, esperaban en busca de un saludo o, con suerte, de un autógrafo de los alemanes.
Entretanto, en la conferencia de prensa, los músicos ya se habían ganado la simpatía de todos por su actitud bonachona. Admitieron que conocen poco o nada de la escena rockera de Bolivia, pero comentaron que ya saborearon el cariño del público latinoamericano que se ha mantenido fiel a la banda.
“Hemos estado en Chile y Buenos Aires y nos ha gustado mucho el encuentro con los fans”, aseguró Meine. "Es por ellos que hemos retornado al Hard Rock, pues en estos 40 años hemos ido evolucionando y definiendo el estilo de la banda y ahora estamos en el momento más alto. Hemos logrado entrar a la familia internacional del rock y el disco Sting in the tail cierra este camino”.
Los artistas se despidieron rodeados por una fuerte seguridad personal. Aun así lograron apretar una que otra mano y regalaron sonrisas al público. Anoche, dos de los rockeros fueron vistos en un boliche de Sopocachi. Hoy, la banda segura rockeará como huracán.
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