Sus 25 años de canto con compromiso social se celebran con el nuevo disco ‘Memorias y amigos de peñas’ que se presenta en dos conciertos.
“En las peñas folklóricas podíamos escucharnos, entonces habían propuestas musicales, ahora es diferente”
Edwin Conde Villarreal
Cambio
La artista Dagmar Dümchen festeja 25 años de su carrera musical. Vive en el país hace 27, y pese a que ha nacido en Alemania, ella asegura que antes de llegar por primera vez al territorio boliviano, la Pachamama o Madre Tierra ya la había elegido como hija de Bolivia. “Llegué a Bolivia a mis seis años y cuando tuve que retornar a Alemania, no me sentía en casa, la Pachamama ya me llamaba”, dice la cantautora quien en un ameno diálogo con CAMBIO nos comenta sobre sus noches de peña en la hoyada paceña, su canto con compromiso y los amigos músicos que conoció. Ella dice ser más boliviana que la tunta. Su nuevo disco, Memorias y amigos de peña, se presenta hoy y mañana a las 20.00 en dos conciertos en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez junto con renombrados artistas, los amigos de Dagmar, quienes participarán en varias canciones. Con sus dos hijas, Elisabeth e Inés, la artista que por más de 10 años cantó en la Casa del Corregidor de la calle Murillo, remarca que su arte siempre fue de protesta y con el compromiso necesario que está dedicado al pueblo.
—¿Cómo llegaste al país y cuál fue la razón por la que decidiste quedarte por más de dos décadas?
—Mi padre y mi madre vinieron a trabajar con la Iglesia luterana, tenía seis años, y en ese transcurso de tiempo pude conocer la magia del país. Cuando me tuve que ir a Alemania a mis 15, ya no me sentí en casa, nunca fue igual, y al terminar mis estudios retorné sola a Bolivia, mis padres se tuvieron que conformar, porque “ellos me hicieron probar”. La Pachamama me llamaba, le hice una composición que titula Inigualable Pachamama, tiene ritmo de huayño y cuenta la historia de mi vida.
—¿Cuándo y cómo comenzaste a cantar en La Paz?
—Cuando comencé a cantar en 1986 estaban en auge las peñas folklóricas en La Paz. En esa época estuve por todas ellas, las noches eran un trajinar en las calles de una a otra, nos encontrábamos con los amigos músicos a veces “dobleteando” (tocando en dos lugares). En las peñas se escuchaba música, y como nos escuchábamos, entonces teníamos propuestas de nuestras propias creaciones. Ahora es difícil encontrar propuestas. Mi canto siempre tuvo una connotación ‘socio-crítica’, considero que soy parte de la generación de protesta porque cuando empecé a cantar y llegué a Bolivia, estaba la dictadura de Banzer. He conocido muchas injusticias con el pueblo, y en mi casa mis papás me formaron con esa crítica hacia los problemas sociales del país. Mi padre, Gerardo Dümchen, escondía a varias personas en mi domicilio y él fue cofundador de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos de Bolivia.
—¿Tu canto es el del compromiso social con el pueblo?
—¿Un canto con compromiso? Todo mi canto es de compromiso de amor o algo folklórico, porque me identifico con lo que canto, no puedo cantar o interpretar algo que no siento, creo que es compromiso con la vida. Eso surgió en las tradicionales ‘guitarreadas’ que se organizaban en la universidad, allí hacía canto de protesta, comencé estudiando medicina y terminé la carrera de Fisioterapia.
—¿Cuántas composiciones y discos tienes?
—Tengo 17 composiciones en diversos ritmos y con diferentes temáticas, he hecho temas que fueron inspirados por el canto del folklore nacional y también del latinoamericano. Recientemente he compuesto una canción en ritmo de vals peruano que titula Por qué llegaste tarde, el ritmo quedaba bien con el verso, es un ‘corta venas’. He producido nueve discos, el noveno es Memorias y amigos de peña que es el segundo volumen que será presentado en el Municipal, hoy y mañana. Luego de que algunos amigos escucharon el disco en su primer volumen, hace cuatro años, me dijeron que faltaban que algunos sean incluidos, por eso hice este nuevo disco para incluir a los amigos músicos. Muchos de ellos estarán en mis dos presentaciones, ya que cada uno participa en los distintos temas. Voy a cantar 18 títulos, que fueron elegidos de acuerdo con la disponibilidad de tiempo de los artistas que me acompañan.
—¿Cuál es tu opinión sobre el proceso de cambio que se desarrolla en el país?
—Me parece que ha sido importante que empiece un proceso de cambio, es un camino muy largo para andar, pero nada cambia de un día para el otro. Lo bueno del proceso es que ya se ha iniciado y no hay vuelta para atrás. Me pongo a pensar cuántos años tuvo que pasar en Europa para desarrollar su democracia, con cuántas cosas habrán tropezado para mejorar sus Estados.
—¿Y qué piensas de la descolonización?
—La descolonización es un término un poco difícil de definir, hay que empezar con muchas cosas desde las abarcas de llantas de autos que vienen de afuera. Yo canto muchas cuecas, si descolonizamos eso, ya no tendría que cantarlas porque en parte es una herencia de los españoles, aunque en cierta manera se ha desarrollado este ritmo de forma propia.
—Y sobre la interculturalidad ¿Cuál es tu apreciación?
—Yo soy una muestra de interculturalidad, porque mi identidad es importada de Alemania y mi corazón es moreno, soy más paceña que la tunta, soy intercultural totalmente, hablo varios idiomas, vengo de un país europeo, pero tengo mucho amor por mi Bolivia. La interculturalidad nos ayuda a abrir horizontes y nos ayuda a ser más tolerantes entre nosotros, y eso hay que aprovecharlo.
—¿Cuál es tu mensaje a los jóvenes artistas en formación?
—El mensaje a la juventud es que entiendan que hacer música no es sólo meter bulla, a veces se puede transmitir un mensaje muy fuerte con una canción muy suave tocada con una guitarra y una voz. No se trata de tocar fuerte para llegar con el mensaje, eso tiene que saber la juventud que comienza a hacer arte en Bolivia.
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