Hipnotiza. La música que se desprende de la guitarra cuando Piraí Vaca la rasga es como ingresar al edén celestial, donde la paz ingresa por los poros de la piel y la armonía camina por los campos endulzando a los humanos. Seguramente eso fue lo que le sucedió a miles de personas que tuvieron el privilegio de escucharlo (es un honor) y que, maravillados, ovacionaron al maestro de maestros.
El artista boliviano, fiel a su estilo, no se guardó nada y entregó su música por un recorrido de 26 ciudades de Alemania, España, Francia, Grecia, Holanda, Irlanda, Italia, India, Suecia y Suiza. Más que un viaje de placer, para Piraí significó un encuentro consigo mismo, con su música y con su gente.
Jackeline Lavadenz, su compañera de la vida, lo acompañó en todo este trajín y fue la que siguió de cerca cada una de las presentaciones que tuvo su pareja. Ella y él, sellaron su presencia en todos los lugares con un sinnúmero de autofotos que llevarán en sus mentes.
El dúo (que destila amor) recorrió grandes capitales, como Frankfurt (Alemania), Estocolmo (Suecia), París (Francia), Roma (Italia), Dublin (Irlanda) y Atenas (Grecia).
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