Mimi Arakaki está en la música desde sus 4 años de edad. “Es una herencia familiar y un regalo de Dios”, confiesa esta artista que a sus 20 años decidió dedicarse profesionalmente al canto.
“Empecé a estudiar y me dediqué a cantar como solista y como parte de bandas muy reconocidas”, cuenta Mimi, para quien la música significa “fuente de vida, de fortaleza, refugio para el alma, poder para vencer y salir de cualquier situación”.
“Es uno de los mejores instrumentos para influenciar positivamente”, resalta la experimentada artista beniana en la entrevista que le hizo La Guía, en la que se definió como una “cantante apasionada, desesperada de conectarse con la mayor cantidad de gente posible, pero conectarse con el alma y el corazón”.
LG: ¿QUIÉNES FUERON TUS REFERENTES?
M: Hasta hoy son 2 las mujeres que más he admirado y de las cuales he recibido la mayor influencia: Whitney Houston (soul) y Ella Fitzgerald (jazz), pero también he absorbido influencias de otros artistas de variados estilos musicales.
LG: ¿CON QUÉ GÉNERO MUSICAL COMENZASTE?
M: Himnos, música cristiana clásica tradicional que me enseñaban mis padres, nuestro folclore y sambas argentinas que aprendí con mi profesor de guitarra en Cochabamba a mis 8 años. La primera canción que aprendí a tocar fue “Dos palomitas”, luego proseguí con baladas, boleros y todo tipo de música que escuchaba de mis familiares, en la radio y televisión. Mi incursión en el ambiente artístico fue rápida y bendecida, por ejemplo cuando comencé, en 1985, fui invitada a ser parte del grupo Conexión junto a nuestro entrañable amigo y hermano Juan Carlos Aranda, quien nos espera en el cielo, con quienes grabamos en Discolandia, y a partir de ahí también inicié mi amistad e historia con la familia Dueri y este honorable sello que ha acompañado por tantas décadas a miles de artistas.
LG: ¿CÓMO NACE LA INQUIETUD POR EL JAZZ?
M: Cuando fui parte de la banda Luz de América nació un nuevo proyecto llamado Años Luz, en el cual junto a Javier Saldías, los hermanos Charly y Mauricio Barrionuevo y Monserrat iniciamos nuestro proyecto de jazz, bossa-nova y estilos más elaborados para compartir en un club de jazz, como fue Matheus Pub en aquellos años de oro, allí fue donde todo comenzó.
LG: ¿CUÁNTOS DISCOS GRABASTE?
M: He grabado más de 3 decenas de álbumes, entre míos y junto a bandas y grupos musicales a los cuales he pertenecido.
LG: ¿QUÉ SIENTE MIMI EN UN ESCENARIO?
M: Emociones muy grandes porque siempre he trabajado para que mi canto y mi arte cumplan con el propósito por el cual Dios me los dio, tratando de dar lo mejor de mí para influenciar y conectarme con el corazón y el alma de la gente. Vengo trabajando de manera integral, resaltando los valores y principios que sostienen la unidad de la familia, con el amor y el perdón sobre todo, a fin de que nunca olvidemos que con familias saludables se puede aportar positivamente a nuestra sociedad. En resumen, con mi arte y mi vida trabajo en influenciar a cada persona positivamente, anhelando una Bolivia libre de adicciones, de violencia y de todo lo que lastima al ser humano.
LG: ¿CUÁL FUE LA FÓRMULA PARA MANTENERTE VIGENTE?
M: Aunque me alejé durante unos pocos años, nunca dejé de hacer música. Siempre estuve participando de distintos proyectos y grabaciones de variados estilos musicales (rock, jazz, blues, tropical, etc.) junto a colegas que admiro y respeto. He sido parte hasta hoy del grupo Ek que es parte de mi iglesia (Eklessia), con el que hemos grabado 15 álbumes. Durante una década y media he participado casi cada año en el Bolivia Festijazz, junto a formaciones de Big Bands y como solista. Luego, desde 1986, fui parte de vez en cuando de la orquesta Swingbaly por la gran amistad que tenía con Beba Rocha hasta que ella partió. Son ejemplos de que he sido siempre una inquieta musical.
LG: ¿QUÉ LUGAR TIENE EL CANTO CRISTIANO EN TU VIDA?
M: Más que el canto cristiano, es cantarle a mi Dios, pues él ocupa el primer lugar en mi corazón, siendo lo más sublime que tengo en la vida y una de las fuentes que me llena de todo lo que mi alma necesita. Me da fortaleza, consuelo, alegría y paz, me conecta directamente con mi creador y es uno de los motivos que quiero compartir.
ES UNA DE LAS FAMOSAS DEL “CANTANDO POR UN SUEÑO”
Mimi Arakaki es una de las famosas que participará en el “Cantando por un sueño”, el nuevo reality de la Red Uno, que arrancará a comienzos del año 2016.
La cantante dijo que se animó a participar en este reality porque junto a su esposo (Queno Cabrera), vieron que es una buena iniciativa que permitirá que mucha gente que tiene gran talento muestre su trabajo a un gran público.
“Vimos también que hay un buen propósito, al permitir que la gente tenga sueños buenos, son buenas causas que aportan positivamente a nuestra sociedad. Al descubrir que podíamos aportar con un granito de arena, acepté la invitación, a pesar de que no es el ambiente que yo persiga, pero junto a mi familia nos pusimos de acuerdo y me dieron todo su apoyo. Sé que estaré expuesta a muchas cosas inesperadas y nuevos desafíos que jamás pensé, pero también sé que no voy sola, voy de la mano de mi familia y de mi Dios para dar y hacer lo mejor que pueda”, subrayó.
GRACIAS A DIOS VE LA VIDA DE DISTINTA MANERA
Deisy Arakaki de Cabrera, más conocida en el ambiente artístico como Mimi Arakaki, nació el 8 de julio en Trinidad, Beni. Está casada con el músico Queno Cabrera y tiene 6 hijos: “4 de vientre y 2 de regalo divino”.
Estudió psicología, inglés y música y es hincha del Tigre. “Me defino como una mujer agradecida a Dios por la vida y por las posibilidades que me da cada día. Gracias a Él y sus enseñanzas pude mirar de distinta manera la vida y trabajar arduamente en afectar positivamente, motivando a cada persona a seguir adelante sobre valores y principios que hacen bien a la humanidad”, expresa.
Mimi confesó que tiene varios defectos con los que trabaja día a día. “Uno de ellos es el control y dominio de mi temperamento”, dice. Su mayor virtud es vivir conforme a sus principios, bajo la mirada de Dios. Su hobbie es estar con su familia y su vicio es el café. “Me encanta (sonríe), soy bien cafetera”, sostiene esta artista cristiana, al insistir que Cristo es definitivamente su “razón de vivir”.
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