Pasión, dedicación y perfeccionismo son cualidades inscritas en el alma de Glenn, Glenn Jr y Dean Vargas, los tres miembros de una de las dinastías musicales más importantes del país, que han hecho del rock su sello distintivo. Con gran talento han aprendido a desarrollar un estilo propio y a hacer ‘hablar la guitarra’ con sus solos, sin complicarse por fusionarlos con música folclórica, blues, rock and roll, funk y country.
Todo comenzó hace 40 años, cuando Glenn inició un largo camino con la guitarra de sus amores, hasta convertirse, según la percepción de muchos, en el mejor guitarrista de rock de Latinoamérica. “Todos quisieran tocar como él, es muy versátil tanto a la hora de componer como a la hora de tocar”, indicó el reconocido productor musical Jaime Saba.
Hace ya una década sus hijos, Glenn y Dean, decidieron seguirle los pasos y aprendieron a tocar el mismo instrumento.
“Sacaron el talento de su padre para entender la música, son tan meticulosos como él, ahora están en un proceso de descubrimiento y aprendizaje”, indica el también músico Daniel Pesce, que los conoce desde pequeños.
La familia
El patriarca del clan tiene 52 años y en mayo de 2015 cumplirá sus bodas de plata con el grupo Track. Además de tocar, hace de productor musical y arreglista para muchas bandas y solistas del país que confían en sus conocimientos artísticos y en su estudio de grabación, Trilogía, uno de los más completos del país.
La ingeniería de sonido es la carrera que eligió Glenn Jr, que a sus 26 años le pone la guitarra a Los Salmones, la banda de rock y blues que cumplió ayer sus seis años de existencia.
El menor del clan, Dean, tiene solo 22 años y forma parte de la banda Pipoca Polémica, que a ritmo de rock y Nu Metal ayer ofreció una tocada en Centrosfera, en honor a su primer año de existencia. El más joven de la banda Vargas estudia Márquetin y planea retomar la carrera de ingeniería de sonido para continuar con el negocio familiar.
Rutina familiar
A pesar de que no viven bajo el mismo techo, los miembros de la familia almuerzan todos los días juntos, disfrutan de cocinar y tocan en la iglesia La Madre, los domingos por la noche. “Nos amarramos el cabello y, como dice Glenn, la música es un talento que Dios nos da y tenemos que agradecerle”, comenta Rey León, el tecladista de Track que acompaña a la familia en la amenización de la misa.
Las lecciones de guitarra
Aunque asombre a muchos, Glenn nunca le exigió a sus hijos que aprendieran a tocar un instrumento y el éxito que ahora tienen se debe a las horas de dedicación y práctica que cada uno decidió dedicarle a su pasión.
“A lo mucho me he sentado con ellos a tocar, pero yo nunca les enseñé nada, solamente les aconsejaba”, dice Glenn, que recuerda que su padre obligaba a su hermano a practicar, aunque a este no le gustara. Glenn prometió no repetirlo con sus hijos. Los herederos admiten que cargan con un gran peso por ser hijos de uno de los mejores guitarristas.
“Siempre hay gente que espera que hagamos lo mismo que él”, dice Dean y su hermano completa la frase: “Sí, es una presión que siempre está, pero ahora ya no nos afecta tanto, cada uno tiene su propia banda y su propio estilo y nos respetan por lo que hacemos”.
Dedicados a la perfección de la técnica, los integrantes de esta familia planean sonar con fuerza, en presentaciones en vivo y en estudio, Los Salmones y Pipoca Polémica lanzarán nueva placa con 10 canciones a fin de año, mientras Track trabaja en su cuarto disco
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