Apasionada, extrovertida, sensual, escrupulosa. Los calificativos no alcanzan para definir a esta pandilla de músicos que con cada presentación dejan un vestigio en su público. Desde hace un año cautivan a ‘gatos callejeros’, como llaman a sus seguidores, con un repertorio que incluye las canciones más hermosas del mundo. Temas de jazz y soul, por supuesto.
Como los aristogatos
Gísela Azurduy (saxo alto), Renato Valenzuela (saxo alto), Adolfo Cruz (bajo), Juliko Meneces (guitarra), Andrea Martínez (saxo alto), Esteban Pecka (saxo tenor), Pablo Íñiguez (batería), Miguel Ángel Señoranis (trompeta) y Rocío Montenegro (armónica y voz) integran la orquesta, cuyo objetivo no solo es hacer pasar un buen momento a los que la escuchan, sino también incentivar la cultura del jazz.
Fue por ello que decidieron homenajear el fin de semana a Frank Sinatra y mañana pretenden hacer lo propio con Marilyn Monroe. Y para la ocasión invitarán a Ana Lucía Dalence, la mejor percusionista de la ciudad y la dueña de los golpes de la Camerata del Oriente.
Pero, ¿por qué Marilyn, cuando también están Ella Fitzgerald, Louis Armstrong, Ray Charles, entre otras figuras más representativas? “Porque es uno de los personajes más populares de la historia global que tiene relación con el jazz. Este concierto no solo se concentrará en la música, sino en el dramatismo que la actriz estadounidense le imprimía a sus presentaciones. Es un reto muy interesante interpretar parte de su repertorio con el estilo del estándar”, explica Rocío Montenegro.
Y es que estos chicos, formados en su mayoría en la Escuela de Bellas Artes, pretenden hacer de sus conciertos clases magistrales de las claves del jazz a través de solos instrumentales y aportes sobre el género musical. Además, su vocación pedagógica los ha llevado a dictar clínicas de batería y saxofón, con los que esperan despertar mayor interés en la música de Nueva Orleans.
Desde adentro
Gísela Azurdy es la líder del grupo, su carácter sereno es el epicentro de una constelación de distintas personalidades. Cada uno de los integrantes aporta al conjunto con sus profesiones, ya que no solo se dedican a la música. Por ejemplo: Miguel Señorani, contador y empresario, se encarga de la contabilidad de la agrupación, mientras que Montenegro tiene experiencia en márquetin y se apropia de la promoción y de la publicidad. “Es como si fuéramos una familia”, afirma Azurduy, que es la más exigente con respecto a la calidad interpretativa del grupo.
Ahora, ¿estás preparado para probar su swing?
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