lunes, 8 de abril de 2013

Lollapalooza Chile se consolida entre los grandes festivales de Latinoamérica

El festival Lollapalooza Chile cerró esta noche su tercera edición con notables actuaciones musicales y el éxito de convocatoria que lo consolidan como uno de los mejores festivales de Latinoamérica.

Durante dos días pasaron los diferentes escenarios montados en el parque O´Higgins de Santiago grupos como Pearl Jam, Queens of the Stone, Age, The Black Keys, Franz Ferdinand o Kaiser Chiefs, en un espectáculo que, por primera vez en su historia, no arrojó perdidas.

En tres años, el macrofestival chileno ha alcanzado su consolidación comercial y se ha convertido en una marca reconocida.

Por primera vez desde el debut en 2011, se consiguió vender un promedio de 70.000 entradas diarias, con una convocatoria récord de 140.000 personas para todo el evento.

La inversión anual de los organizadores para un festival que ofreció doce horas de música en vivo con buena parte de los grupos más punteros del momento rondó los 10 millones de dólares.

En 2011, con The Killers y Kanye West como platos fuertes, el publico no alcanzó los 70.000 espectadores. Al año siguiente, con los estadounidenses Foo Fighters, que nunca había actuado antes en Chile, los organizadores lograron subir a 110.000 personas los dos días, pero para esta edición, las entradas empezaron a venderse con ocho meses de antelación y esa fue una de las claves del éxito.

Para el año que viene, los organizadores -entre ellos el iniciador de la idea, Perry Farrell, de Jane´s Adiction- tantean la posibilidad de extender el festival a tres días, como hacen en Chicago y Brasil, aunque para ello se requiere invertir unos 14 millones de dólares.

Entre las mejoras en la edición de este año destacaron la instalación de cuatro torres de sonido (el año pasado dejó bastante que desear en el show final de Foo Fighters) y la transmisión por internet para toda América de parte de las actuaciones.

El cierre de la segunda y última jornada estuvo a cargo del dúo estadounidense de blues rock The Black Keys, que ofrecieron un recital sin contemplaciones centrado especialmente en los dos discos que les han catapultado a la fama mundial, "Brothers" y "El Camino".

Dan Auerbach, guitarrista y cantante, y Patrick Carney, batería, se presentaron por primera vez en Chile con una veintena de canciones, la gran mayoría de ellas de sus dos últimas creaciones, y demostraron por qué son la formación de moda.

Con los cuatro Grammy todavía calientes, entre ellos mejor disco de rock ("El Camino") y mejor canción y actuación rock ("Lonely Boy"), se propusieron cumplir con las altas expectativas creadas por la crítica y el público.

La noche arrancó con dos temas de "Brothers" (2010), primero fue el turno de "Howlin´ for You" y le siguió "Next Girl", precedido de un fuerte redoble de Carney con la batería.

Tras unos cuantos temas de sus discos más actuales, The Black Keys recordó sus orígenes con el tema de amor "Thickfreakness" (2003), de su disco homónimo, y que fue grabado en el sótano de la antigua casa de Patrick Carney.

Directos, con la quinta puesta, y dispuestos a ofrecer todo lo que pudieran en algo menos de una hora y media, encadenaron con celeridad "Girl Is On My Mind" y "Your Touch" hasta llegar a la mucho más lenta "Little Black Submarines" (El Camino, 2011).

"Ten Cent Pistol" y "She´s Long Gone", ambas de "Brothers, fueron el aperitivo de la gran esperada de la jornada, el sencillo "Lonely Boy", con el que cerraron un concierto marcado por la autosuficiencia de los dos artistas.

Unas horas antes había sido el turno de los escoceses de Franz Ferdinand, uno de los grupos de indie rock más influyentes de la última década, que con su estilo dinámico y desenvuelto hicieron saltar a más de 50.000 espectadores.

La banda originaria de Glasgow, que toma su nombre del archiduqe Francisco Fernando, conectó con el público desde que empezó a sonar "No, You Girls Never Know", el tema con el que abrieron el concierto, en la segunda y última jornada de este macrofestival.

Se dieron todas las condiciones para disfrutar del concierto, una suave brisa que atemperó el calor de la tarde santiaguina y mejoró la acústica del Parque O´Higgins, un público con la energía intacta y encima del escenario un grupo dispuesto a repetir el éxito que hace dos semanas cosechó en el Brasil.

Y Chile también se rindió a los pies de una banda que tras doce años de existencia atesora una carrera madura consagrada a los conciertos y con apenas tres álbumes de estudio, "Franz Ferdinand" (2004), "You Could Have It So Much Better" (2005) y "Tonight: Franz Ferdinand" (2009).

La "banda del archiduque" entró a la carga con clásicos como "I´ll Never Get Your Bullet Out of My Head", "The Dark of the Matinée" o "Do You Want To".

Considerados los herederos naturales de Talking Heads, pero con fuerte influencia de bandas británicas como The Kinks, The Who o los propios Beatles, en los últimos años la banda de Kapranos se fue quedando estancada.

El lanzamiento de un nuevo álbum anunciado en febrero de 2010 y cuya aparición se ha ido retrasando ha renovado su arsenal de canciones con temas como "The Blackpool Illuminati" y "Evil Eye", que interpretaron este domingo.

La locura llegó con "Take Me Out", el primer gran éxito del grupo de Glasgow, que puso literalmente a saltar a miles de jóvenes en un ejercicio de histeria catártica tan contagioso como divertido.

La banda se despidió de Chile como llegó, con un remate cargado de potencia, energía y ritmo en "The Fallen", con sus cuatro integrantes tocando al unísono la batería, y el infaltable "This Fire", reclamado y aclamado por 50.000 gargantas.



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