La propuesta desarrollada por Edward Said desde la perspectiva de los estudios culturales, para realizar el análisis de la producción musical entendiéndola como una actividad social, nos lleva a inscribir las prácticas musicales en el contexto de los procesos históricos y culturales de donde emergen realmente, en ningún caso como advierte el autor, se trata de replantear un tipo de determinismo social del arte que ya ha sido muy refutado con justa razón, por el contrario, este tipo de perspectiva nos permite comprender lo que el mismo Said llama los "elementos transgresivos de la música" para explicar la forma en que la expresión creativa traspasa el límite de lo puramente musical, literalmente transgrediendo los cánones estéticos de un determinado momento histórico, ya que si bien no existe una determinación social del arte, sí existe una formación social del juicio estético que marca la producción artística. A esto se refiere también el crítico de arte Michael Baxandall con su propuesta del "ojo de la época", que fundamenta el carácter cultural e histórico de los "criterios de visualidad" que influyen en la producción pictórica, de ahí que establecemos un paralelo con la propuesta de Said, en tanto este dirige su atención a estudiar los "criterios de musicalidad" de un momento histórico determinado, para establecer relaciones con las otras esferas de la vida humana (sociales, culturales, políticas).
La aplicación de estas categorías nos resulta fundamental para analizar la música en Bolivia a principios del siglo XX, ya que en este contexto hallamos que la actividad musical se encuentra profundamente entrelazada con la realidad social boliviana, como dice Rosso en su "Panorama de la música en Bolivia", el paso al siglo XX supone un momento de cambio e innovación, donde confluyen las tradiciones musicales de la elite citadina boliviana y las tradiciones musicales populares provenientes de las culturas indígenas, lo que Rosso llama la música "criolla" de manera interesante, ya que no se puede decir que esta música haya sido puramente indígena, por el contrario es el producto de préstamos y apropiaciones culturales resultantes del contacto de los sectores populares asentados en las urbes (indígenas, artesanos, extranjeros, etc…) con la música indígena y la música occidental. En ambos casos se trata de "criterios de musicalidad" que llevan implícito un reflejo de la realidad social boliviana. Por un lado, la estética musical occidental tendrá una influencia determinante en las prácticas musicales de la "alta sociedad" boliviana, en tanto las estructuras de diferenciación social que la república independiente va heredar de la colonia se mantienen intactas, de este modo el campo de la estética musical no hace otra cosa que reflejar el problema de la identidad que poco a poco se cierne sobre el nuevo estado boliviano, en que la "alta sociedad" busca identificarse con la cultura occidental estableciendo un contraste con las culturas indígenas que pueblan mayoritariamente el territorio boliviano. Por otro lado, la música "criolla" es una práctica que no busca la diferenciación por sí misma, sino que se opone de la música de la elite por la heterogeneidad de sus orígenes, y de este modo, puede reflejar un sentido de identidad cuando menos inscribible a algunas regiones del país
De este modo podemos caracterizar el panorama de la música boliviana del periodo referido en dos sentidos diferentes, por un lado la actividad musical entendida como práctica de diferenciación por parte de la elite, pero por otro lado, encontramos la música como práctica espontánea que construye una suerte de referencia de la identidad boliviana entre los sectores populares de la joven república independiente. Este contraste refleja una realidad social que al llegar el siglo XX se pone en tela de juicio, el régimen prácticamente feudal que servía de asiento para el sostenimiento de una elite de resabios coloniales, se empieza a considerar como algo negativo para el propio desarrollo del país desde la perspectiva de consolidar un estado moderno de acuerdo al modelo europeo, que lleva implícito como parte de su fórmula de aplicación, la consolidación de un estado nacional.
En este contexto histórico y cultural ha de surgir la primera "música nacional" como parte integrante del proyecto de consolidación de una identidad nacional, hablamos de los primeros compositores de los cuales Simeón Roncal será un precursor notable, al emplear herramientas musicales occidentales como la técnica pianística y la teoría armónica tonal para desarrollar las formas musicales propiamente bolivianas que provienen del acervo musical popular.
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