domingo, 11 de noviembre de 2012

El EcoJam trae a Ramírez Neira a la ciudad


Mentes activas y creativas, la noción de comprensión y compasión por los demás y el coraje de actuar por sus propias creencias, todo este concepto y mucho más es lo que articula a los miembros de Limón Lila, que organiza este cuarto EcoJam Calle,  que se realizará hoy en el Parque Urbano, desde las 16:00, donde se combinará el baile y la música, con la firme idea de utilizar el mínimo de recursos y se hará una rifa que irá netamente para el programa de reforestación del hábitat de la paraba frente roja. Ramírez Neira, músico chileno radicado en Bolivia, quien ya tiene un disco y el aval de la crítica nacional, se presentará en este evento, aquí un acercamiento a su obra.

¿Cuáles son sus comienzos en la música? Empiezo tocando música en el colegio más como un pasatiempo. La decisión de dedicarme es mucho más posterior, cuando estaba aún en la universidad estudiando literatura y lingüística. Disfrutaba más la poesía hasta que me di cuenta que necesitaba de la música para explayarme más. Tardé en darme cuenta de que era lo único que finamente disfrutaba completamente. Se convirtió en una especie de altavoz (en un comienzo tímido) a través del cual podía expresar cómo palpitaba el mundo. Soy músico ante todo. Los textos son parte de algo que se llama canción simplemente.

¿De dónde viene el nombre y cómo definiría el género o estilo que desarrolla?
Llevo un nombre artístico por accidente. Ramírez Neira iba a ser una banda. Me puse a viajar y terminé tocando solo con mi guitarra por simple comodidad de desplazamiento (pues soy pianista ante todo). El nombre es un homenaje a mi madre (son sus apellidos) y sin querer una burla a los nombres de cantautores. Yo llevo dos apellidos. Pero el lenguaje terminó entrampándome, pues ahora todos creen que me llamo Ramírez. De alguna forma es la dinámica del juego.
He participado en bandas metaleras, punketas, minimalistas, etc. Pero mi proyecto personal como Ramírez Neira es mi proyecto. Por ende, responde a mi filosofía de vida. Por tanto, si esa filosofía de vida plasmada en la música que hago puede dialogar con más gente,  genial, sino ni modo. Moriré en ese intento de enfrentar puntos de vista para construir nuevas cosas, nuevos caminos. No hay un género, ni un estilo determinado. Es más bien camaleónico todo.

¿Cuál es la identidad de su proyecto a nivel compositivo? No puedo concebir el arte fuera de la experiencia personal. Por ende, me es inevitable hablar en las canciones desde mis propias vivencias y la reflexión que conlleva eso. El ritmo es principalmente la tonada. Soy gran admirador de la música de campo. Por eso el sonido degradado también, que podría pensarse que viene del punk o del grunge, pero no, viene de las guitarras traspuestas, de la visceralidad e intuición musical propia de los músicos de campo y populares. Ellos son mis mayores maestros.

¿En qué piensa que radica la originalidad de su propuesta? Es solo ensayo y error hasta dar con algo que considero trabajable para convertirlo en canción. La letra siempre es posterior y el título es el final. Aunque los discos siempre suelo trabajarlos en torno a una temática general preestablecida y basada en inquietudes presentes que por ser presentes pueden mutar también.

¿Cuántos discos tiene ya? Tengo solo un disco y se llama Útero. Hay un trabajo anexo que podría considerarse mi segundo disco, pero el punto es que es una compilación mía y de un amigo que se llama Jorge Reinun. Se llama La Otra Vereda y contiene material del disco Útero y algunos lados B más las composiciones de este amigo.

¿Cómo llegó al país (Bolivia) y cómo ve el medio musical boliviano? Tengo cierta descendencia nómade que me ha hecho tomar mis cosas y cruzar un desierto que desde pequeño me han dicho que era mío. La verdad es que me di cuenta al contemplarlo que había sido engañado, pues no había ni rastro de mí en ese paréntesis de vacío tal como alguna vez lo describió Gabriela Mistral. Llegué a La Paz, luego a Cochabamba y me quedé de la noche a la mañana sin mayor explicación que la de vivir. El caos funcional que he percibido es lo que me ha atrapado. De algún modo mi cabeza funciona de igual forma. Fue empatía nada más.

¿Qué proyectos tiene para este año? ¿Cómo fue invitado al EcoJam? De algún modo mi proyecto de vida es vivir la itinerancia al máximo. Siempre hay formas de sobrevivir y no morirse de hambre. Siempre ha sido prioridad eso, luego el resto... Entre ese resto está la música. Estoy grabando un disco que llevo construyendo desde el año pasado y cuya temática central es la no permanencia, la reflexión en torno al desplazamiento y las marcas que quedan (físicas y metafísicas), y aún sigo en ese tránsito. El disco aún no está grabado, pero ya está compuesto.
Del EcoJam me hablaron algunos chicos de charango. Luego recibí una invitación de parte de la organización. Acepté y ahí estoy en el programa.

Otras bandas en el EcoJam. La propuesta como festival y como música al vivo del EcoJam es innovadora, ya que en el escenario se verá diferentes sonidos quizás no tan acordes al mainstream local como Los frijolitos Mágicos, Tambores Uruguayos, La Luz Mandarina, Pesadilla de Conejo, Los Infames, Charango, Los Salmones y Ramírez Neira. Aparte de este show de música habrá también bailes, desfile de modas de la mano de la diseñadora Agatha Brantes e interesantes stands para pasarla súper bien en la tarde y a la vez apoyar a un movimiento diferente en la ciudad. Menos es más y trasciende las edades. Todos están invitados.

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