El próximo cinco de noviembre saldrá a la venta el nuevo disco de Robbie Williams, producción con la que el músico británico espera retomar los primeros lugares de ventas y de los ránkings en la industria musical.
“¡Quiero recuperar la corona de las estrellas del pop! La dejé apartada hace unos años. Pero ahora quiero recuperarla”, dijo al diario alemán “Berliner Kurier” al referirse al título del álbum, “Take The Crown”.
El cantante de 38 años abandonó el olimpo del pop casi voluntariamente, e incluso pensó en dejar su carrera. Y es que los últimos años no fueron fáciles: se sentía aletargado en Los Angeles, como si ya no estuviera a la altura de los desafíos que plantea el “showbusiness”.
Luchó contra su adicción a las pastillas, sufrió miedo escénico en su última gira, engordó y le dio por jugar al golf y ser pintor. Sin embargo, se dio cuenta de que es un pintor “espantoso”, como él mismo dijo posteriormente.
Tras dos álbumes de éxito mediano (Rudebox, en 2006, y Reality Killed the Video Star, en 2009), encontró refugio en su antigua banda, Take That. Y aquella reunificación le dio el empuje que necesitaba para reactivar su carrera en solitario.
Williams ya no fuma ni bebe y superó su afán conquistador. Eso sí, aunque al sex symbol le hayan salido ya canas, coquetea con “seguir teniendo dieciséis años”. Y en su nuevo disco, se nota.
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