El fagotista cruceño reconocido a nivel nacional, Juan Portal, es un ejemplo a seguir, puesto que con tan solo 27 años ha participado en la Orquesta Sinfónica Juvenil de Santa Cruz, Sinfónica Nacional, las Jornadas de Música Contemporánea de Cochabamba, Filarmónica de Bolivia, Orquesta Sinfónica de Tarija, Ensamble Musical Consonare, entre otros. Además de conseguir el ingreso a la Universidad Federal de Santa María en Brasil, oportunidad que no desaprovechó con el objetivo de seguir aprendiendo y ayudar a las nuevas generaciones.
¿A qué edad inició en el mundo de la música?
J.P.: Inicié mis estudios de música en el instituto de Bellas Artes a mis 9 años.
¿De quién lo heredó?
J.P.: Mis padres tocan la guitarra de manera empírica, mis abuelos igual han estado relacionados con la música. En lo personal siempre he creído que el talento heredado es solo un porcentaje de las posibilidades, que Dios nos brinda 20% de talento y 80% es trabajo y esfuerzo, así se logran los objetivos.
¿Las limitaciones son un problema?
J.P.: Creo que este tema es un error que se comete de manera frecuente, limitarnos al talento innato y no perfeccionarlo, no buscar ser mejor cada día nos lleva a estancarnos. En ocasiones trae monotonía a nuestra vida y entristece nuestra alma.
¿Por qué el fagot?
J.P.: El fagot es un instrumento poco difundido, para familiarizarnos: es un instrumento de viento, de la familia de viento madera (por el material construido), tiene un sonido muy particular con registro de notas muy graves y también agudas, a veces se lo confunde sonoramente con un saxofón y con el corno francés. El fagot se llama así por la palabra del francés antiguo de igual escritura que significa "haz de leña", porque el instrumento, al desmontarse en varias piezas, asemeja un conjunto de trozos de madera.
¿Con qué instrumento inició?
J.P.: Empecé tocando guitarra y piano, luego conocí el fagot, tampoco sabía qué era, entonces me motivó la curiosidad, no negaré que al inicio fue complicado por no conocer el instrumento, luego de unos meses de iniciar lamentablemente me quedé sin profesor, lo cual me obligó a ser autodidacta y aprovechar de algún maestro de La Paz o que venía del extranjero. Luego me enamoré del instrumento, su sonido, construcción, de las dificultades que tiene (risa) de sus ventajas, (suspiro) llegué a anhelar que podamos hacer música de la manera sublime posible.
¿Cuál es la razón por la que Pocas personas se interesan por este instrumento?
J.P.: Una de las principales razones es el no saber de su existencia, la mayoría ignora muchos instrumentos o piensan que solo se limitan a la música clásica. Los instrumentos tienen un rango de acción musical muy amplio. El fagot puede ser usado desde música barroca hasta jazz, romántica, etc. El que tengamos hace algunos años recién la iniciativa de contar con orquestas sinfónicas, orquestas de cámara, bandas sinfónicas etc., de manera estable, ha permitido que los instrumentos, músicos y el mismo arte que es la música proliferen en el entorno sociocultural, a pesar que todavía falta bastante para poder tener un sistema artístico musical bien consolidado y se deje de ver este oficio como pasatiempo y a todas las disciplinas de arte, solo como relleno.
¿Cuántos fagotistas hay en el medio?
J.P.: Cuando inicié con el instrumento éramos unos 6 fagotistas en el departamento, ahora tranquilamente estamos pasando los 14, sé que en unos años seremos más.
¿Cómo consiguió presentarse en la audición para ir a Brasil?
J.P.: Todo comenzó por la invitación a un festival de invierno, donde una profesora de Costa Rica estaría presente, ella me ayudó a poder ingresar e inscribirme. El viaje a Brasil fue bastante sobre la hora y tuve que ir por tierra, viaje que fue lleno de pruebas e incertidumbres, pero Dios puso gente maravillosa en mi camino. Llegué con un día de retraso al festival y grata fue mi sorpresa que los organizadores hicieron todo para poder recibirme. En este festival fue que se me presentó la oportunidad de poder estudiar en Brasil, abriéndose puertas y oportunidades que buscaba desde hace mucho tiempo y de esta manera pude abrir nuevos caminos para más músicos bolivianos con ganas de mejorar cada día.
¿Cuáles son sus proyecciones y planes posteriores a los estudios que realizará en Brasil?
J.P.: Quisiera ganar experiencia en Brasil y salir a otros países para tener mayor conocimiento, de esta manera, cada vez ser mejor músico y persona; y luego volver a Bolivia para poder apoyar en el avance sociocultural que se necesita y abrir las puertas a nuevas generaciones que puedan tener más oportunidades.
¿Con qué músico le gustaría tocar?
J.P.: Me encantaría algún día llegar a tocar con la Filarmónica de Nueva York, también con la Sinfónica de Boston, esos serían los principales (risa) ya que la lista es grande, lo cual indica que los esfuerzos a realizar deben ser mayores.
¿Quiénes fueron sus maestros?
J.P.: He pasado clases magistrales con maestros como: Boris Vazques (Bolivia), Jaime Bravo (Bolivia), Lourdes Oropeza (Cuba), Isabel Jeremías (Costa Rica), Omar Ascanio (Venezuela), Pierre Martins (Portugal), George Marvein y Mauricio Wayar (Alemania), Glaurbert Nuske (Brasil), entre otros.
¿Qué consejos le da a los jóvenes músicos?
J.P.: Jamás se rindan, cada oportunidad la aprovechen al máximo porque no se vuelve a presentar, cada día luchen por ser mejores, por aprender algo nuevo y que siempre transmitan sus conocimientos a quienes lo necesitan y sobre todo nunca regalen su trabajo, sacrificio y esfuerzo.
'Los jóvenes no se deben rendir y nunca regalar su trabajo, sacrificio y esfuerzo'.
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