El viernes 6 de marzo se presentó el DVD de “Ambivalencias”, el concierto que brindaron la banda de heavy metal Armadura y la Orquesta Sinfónica Nacional el 23 y 24 de agosto del año pasado.
El evento fue destacable no sólo porque por primera vez una banda de heavy metal fusionó su música con melodías sinfónicas y autóctonas, sino porque se dio vida a un nuevo tipo de corpus musical creativo y conmovedor.
“Ambivalencias” no es solamente una aventura sonora, sino también un recorrido por la historia bélica nacional. La Guerra del Pacífico y la Guerra del Chaco son los trasfondos de la presentación que con el acompañamiento musical retratan al acto bélico en todo su dramatismo, en su horror y sin sentido, pero también en su majestuosidad.
La puesta en escena es atractiva, hay en su concepción un acercamiento al abigarramiento del cual la tradición sociológica nacional ha querido ver la característica fundamental de nuestra realidad. Sonidos se articulan con imágenes para dar vida a un espectáculo que mezcla la fuerza del metal, el ímpetu de la música clásica y la lírica autóctona.
A raíz de la sonada polémica sobre la participación del grupo Pasión Andina en el festival Viña del Mar, la contundente crítica del Grillo Villegas, la airada y chauvinista replica de muchos usuarios de las redes sociales y las contadas, pero meritorias muestras de apoyo al mencionado músico, se inició un dramático culebrón de ensimismamiento, pero del cual surgen interesantes temas de debate. ¿El folclore nacional está en un proceso de estancamiento estético? ¿La falta de creatividad ha sumido la música autóctona en un vacío que sólo permite articular versos reggaetonescos con el mínimo contenido humano y existencial?
Todas estas son preguntas difíciles de responder, pero quiero volver al punto inicial. La “fusión” (del cual son precursores grupos como Wara y Alcoholika) es la articulación de tradiciones musicales distintas que generan un nuevo subgénero musical y un nuevo tipo de subjetividad. “Ambivalencias” es una propuesta interesante que refleja la complejidad de sonidos que conviven no necesariamente en perfecta armonía, pero que configuran un nuevo tipo de ser que refuerza una tradición musical de corta pero prometedora data. Y es que el arte en todas sus formas es precisamente eso: transformación, cambio. A mi juicio, la versión de “Ambivalencias” 2014 nos invita a sentir más allá del statu quo musical.
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