MÚSICO | EX INTEGRANTE DE UNO DE LOS GRUPOS CHILENOS MÁS CONOCIDOS EN BOLIVIA, LOS PRISIONEROS, CLAUDIO NAREA CUENTA EN ESTA ENTREVISTA POR QUÉ FRACASÓ LA INICIATIVA DE VOLVER A REUNIR A LA BANDA.
La tiene 47 años, un nieto mayor que su última hija, ninguna cana, y detrás de unos lentes de sol que tapan el sueño acumulado de la noche anterior, sus ojos de siempre. Su actitud de siempre. Su tamaño de siempre. La consecuencia misma.
Le pregunto varias veces, en distintos momentos y es posible que de maneras poco claras, pero ¿cuánto te demoraste en creer en tus propias canciones? Después de algunas vueltas y cuando parece que estamos hablando de lo mismo, al fin, Claudio Narea echa afuera.
“Cuando nos juntamos –con Los Prisioneros en 2001-2003–, yo quería hacer canciones nuevas y aunque sabía que Jorge era el que tenía la mayor responsabilidad, también sabía que las mías podían aportar. Sabía cuál era mi sitio. Pero él vacunó con las canciones. Yo sentía que no estaban a la altura. Ahora te lo estoy diciendo de una forma cruda. En ese tiempo no le dije que pensaba que sus canciones eran malas, porque la idea era mantener la relación cordial, pero él sintió que yo miraba en menos sus canciones y eso fue un golpe terrible.
Ahí dejó de hablarme y me echó de la banda. Su discurso era que yo aportillaba a la banda. Cuando en realidad esas canciones eran muy malas y ninguna las toca hoy. Esas canciones, Los Templos, Europa, Mami… Canciones horribles, que nadie las va a recordar en el futuro. Yo tuve que bancarme la vergüenza…”
No es la idea de esta entrevista que una vez más Narea arremeta contra su ex socio. Para qué. Pero esa forma suya de decir sus verdades, a destiempo, dice algo tan propio en él. Tan acostumbrado a no ser el protagonista. Aunque, convengamos, lo es. Pero no es su estilo.
“La gente a uno lo pone en un pedestal a veces y nunca me he querido subir a ese pedestal. Me siento mejor siendo tratado de tú a tú, aunque tenga una vida de novela. Es como loco que, por un lado sea así, y por otro, yo insista en seguir siendo una persona común y corriente. Cada logro lo miro de una forma muy aterrizada. Si me aplauden, se quieren sacar fotos conmigo y me dicen cosas bonitas, yo los escucho, pero eso no me envanece”.
Vuelvo a insistir.
- A veces tienes una actitud que hace difícil reconocer el valor de todas las cosas que has hecho…
- “Ahora estuve haciendo unas clases de historia de la música, en el Liceo 6, en la misma sala donde ensayábamos, a cabros (jóvenes) de 15, 16. Todas mis historias tenían que ver con esa sala. Empecé a investigar desde que estábamos chicos. Empezaba a leer revistas, libros, a armar puzzles. Yo decía cuando chico que Elvis cantaba como negro, porque tenía alma de negro. Y con el tiempo y estudiando, empecé a entender por qué razones se decía eso. Todo eso ahora lo hago con videos, con fotos. Ahora estoy haciendo charlas en Buin. No siempre resulta como quiero, pero…”
Ven, se los dije. El floreo no es lo suyo. Y eso que tiene de sobra para contar. Ahora mismo, escribo esta entrevista escuchando sólo sus canciones. El simple ejercicio de buscar Claudio Narea en Grooveshark arroja una generosa lista. La repaso… varias debieron ser hits. Y no tiene sólo propias. Ha producido discos –Los Peores de Chile, Escuelas de Rock y más– y tras el fin de Los Prisioneros armó Profetas y Frenéticos, e hizo dos discos solistas.
También hizo un programa en radio Rock & Pop a fines de los 90, una joyita de culto donde repasaba el rock con mirada de experto, pero siempre Narea style, piola. Lo cuento porque es un dato a tener en cuenta ahora que estará de DJ todos los jueves en el Bar Catedral. A Narea la música, aunque a veces ha querido sepultarla y sacarla de su vida a las patadas, se le da fácil.
Está tocando con Miguel Tapia y rearmó Profetas y Frenéticos. Y ambos proyectos corren en paralelo, con repertorios distintos –ambos tocaron en el Bar Catedral ahora en marzo–. Y, si falta algo por hacer, también está trabajando en una nueva edición de su libro “Mi vida como prisionero”.
- ¿Tu relación con Miguel es porque funciona y los llaman? ¿O porque quieres y te nació hacer algo con él?
- Yo no habría tocado con él si no nos hubieran llamado para empezar a tocar juntos. Podrían haberme llamado para tocar con Profetas, pero me llamaron para tocar con Miguel. No se me habría ocurrido tocar con Miguel si no es porque la gente lo empezó a pedir y a forzar la reunión. A la gente pareciera que le hace bien que lleguemos con nuestras guitarras a tocar. No me cuestiono por qué me junté con Miguel. Aunque no seamos amigos íntimos, porque nunca lo fuimos. Era mi compañero de curso y nos caíamos bien. Nos reímos todo el rato, lo pasamos bien juntos.
- ¿Llegó el momento de ser protagonista?
- Ahora es más importante, porque estoy preparando un disco. Es un disco que no sé si es mío o con Miguel, depende de como resolvamos la cuestión artística, que para mí es clave. Pero estoy seguro que si hubiera hecho mis canciones de ahora en el año 85, serían clásicos. Yo confío en mis canciones y nos damos cuenta de que si tocamos “Sexo” o cualquier otra, mis canciones no son menos buenas. Vamos bien. Estoy haciendo música que me gusta. No hay pa’ qué urgirse. Estoy tranquilo.
Perfil
Claudio
En 2009 lanzó su polémica autobiografía Mi vida como prisionero, donde revela detalles íntimos de su amistad con Jorge, y la relación que éste tuvo con su ex esposa Claudia, además de contar los altos y bajos de su carrera musical y su vida personal.
A principios de los 90 Narea se volvió cristiano, de hecho contó que en un retiro espiritual tomó la decisión de abandonar Los Prisioneros. Cuando formó Profetas y Frenéticos participaban activamente en una iglesia, tocaban canciones de iglesia al ritmo de la cumbia y el rockabilly. En su primer álbum con dicha banda reflejó el cambio religioso que -según sus propias palabras- lo hizo mirar la vida con una óptica más positiva. En 2006, en paralelo con la grabación de su segundo álbum como solista, abrió un bar en Maipú llamado Bardot, en honor a la diva francesa Brigitte Bardot, ambientado en la música jazz, donde podía verse a Narea como DJ. Un par de años más tarde el bar quebró y tuvo que venderlo. (Wikipedia).
LOS PRISIONEROS
Fue una banda de rock chilena considerada como una de las agrupaciones más influyentes e importantes de su país.Además es referida frecuentemente por diversos medios a nivel mundial y por la sociedad en general como una de las agrupaciones de rock más importantes e influyentes de Latinoamérica. Formada en la comuna de San Miguel, en la ciudad de Santiago de Chile en 1979, estuvo integrada inicialmente por Jorge González (líder, voz, bajo y compositor), Claudio Narea (guitarra eléctrica y coros) y Miguel Tapia (batería y coros).
Desarrollaron un simple sonido punk con matices de reggae y new wave, y posteriomente con el electro pop y synth pop. Se caracterizaron por sus letras cargadas de profundo contenido social durante la década de 1980 en pleno régimen militar de Augusto Pinochet, convirtiéndose, sin quererlo, en la voz de miles jóvenes que estaban en contra de dicha dictadura a través de sus canciones como protesta, por lo que Los Prisioneros fueron censurados en los principales medios de comunicación hasta el fin del régimen y el regreso de la democracia. Claudio Narea abandonó la agrupación a principios de 1990; en su reemplazo, se integraron Cecilia Aguayo (teclados y coros) y Robert Rodríguez (bajo, guitarra y coros) hasta finales de 1991, cuando el grupo se disolvió luego de vivir su año más exitoso, debido a su disco Corazones.
Los Prisioneros (con su formación original) se volvieron a reunir en 2001, dieron dos éxitosos conciertos en el Estadio Nacional, realizaron giras por Latinoamérica, Norteamérica y España, y posteriormente editaron un nuevo álbum titulado homónimamente en 2003. Sin embargo, dos meses después de la salida del disco, Narea volvió a dejar la banda, y González y Tapia continuaron con Sergio Coti Badilla y Gonzalo Yáñez, con los que editaron el disco Manzana en 2004. Posteriormente, la banda se disolvió en 2006. (Wikipedia)
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