lunes, 3 de diciembre de 2012

Extremoduro, rock poético llega de gira a sudamérica.



Diciembre será el mes de Extremoduro en América del Sur: el grupo de rock hará parada en Argentina, Uruguay y Chile. No en Bolivia. Pero esta vez, quizá, no sea por la mala suerte que siempre nos deja oyendo de lejos a los artistas que visitan los países vecinos. Es que no se les conoce demasiado aquí.

En España, de donde son sus componentes, varias generaciones han crecido escuchando sus guitarras sucias y sus letras rudas pero llenas de poesía, cuyas letras no serían lo que son sin el tono tan particular del vocalista, Robe Iniesta.

Él es de Plasencia, un pueblo de Cáceres (Extremadura, al oeste del país).

La banda empezó con tres miembros, de los que sólo queda el vocalista. Se formó en 1987, en una década de mucho rock que ya llegaba a su fin. Dos años después, logró grabar su primera maqueta y, en 1990, aparecía en televisión interpretando uno de sus grandes temas: Jesucristo García, que Robe interpretó con túnica y corona de espinas. Poesía callejera, realidad contada sin remilgos. Por eso, no saltó a los medios masivos. Además, Robe siempre ha tenido un carácter hosco e imprevisible. Pero eso no ha evitado que hayan llenado salas y plazas de toros por toda España, que el grupo se haya vuelto famoso y que más de una madre de adolescente haya puesto cara de limones agrios al escuchar las palabras con las que Robe describe el sexo.

Los años han pasado, y la banda y su líder han muerto y revivido varias veces. Parece que ahora les toca disfrutar al máximo con su décimo álbum de estudio, Material defectuoso. Dicen que el sonido no es puro Extremoduro, será la edad y el cambio de hábitos, casi ley de vida. Pero la poesía, la voz, lo que los hace diferentes, sigue estando ahí, como sus clásicos: “Hay que dejar el camino social alquitranado/ porque en él se nos quedan pegadas las pezuñas/ hay que volar...” (GEMMA CANDELA)


Sonidos recomendables

Sophie Zelmani/Soul/Jazz/folk/ 2011, Suecia

Es un nombre casi desconocido en este lado del planeta. Sophie Zelmani es una cantante y compositora de gran calidad, dueña de una voz frágil, suave y hermosa. Su estilo va del jazz al folk con gran ductilidad; a ratos me recuerda a la gran Joan Baez. Sophie ha grabado nueve álbumes de estudio y un compilatorio (A Decade Of Dreams, 1995-2005) que tuvo buena acogida en su natal Suecia, el norte de Europa y partes de Asia, especialmente Japón.

Debido a su asumida timidez, ella no quiso lanzarse a los grandes mercados y así permanece como una joyita escondida. Participó en varias bandas sonoras (las series Buffy y Dawson's Creek y en las películas Independence Day y My Best Friend’s Wedding. I Love You, I Would’t Speak For Him y All About You son tres grandes canciones de este álbum del que no podemos desperdiciar nada. (David Pérez Hidalgo )

Diana Krall/Lo mejor de Diana Krall/Jazz/Canadá (YouTube)

Las letras de las canciones, lo mismo si es I’ve got you under my skin o Bésame mucho, parecen fluir tras ser cuidadosamente procesadas en algún lugar de la caja de resonancia jazzística que es Diana Krall. Ninguna palabra sale porque sí, una a una se deslizan por esa voz cálida de la canadiense que, además, toca el piano maravillosamente. Véanla, escúchenla en All or Nothing at All o en So Nice o en Where Or When.o en Almost Blue. Es extraño, pero la impresión que da esta artista es la de cantar y tocar como desde la distancia, como si estuviese sola, como si eso le bastase.

Y, paradójicamente, debido a que, por su indiscutible calidad, invita a alcanzarla en ese punto lejano, uno busca escucharla más y más. (Mabel Franco)

King Animal/Soundgraden/Rock/2012, EEUU

Soundgarden, una de las bandas que definió el sonido grunge, retorna tras 16 años de ausencia con King Animal, 13 canciones y mucho ímpetu. El sonido del disco es atemporal y a la vez anacrónico; años atrás, las guitarras de Thayil, la batería de Cameron, el bajo de Shepperd y el juego de Octavas de Cornell producían un contundente combo que era parte de un movimiento de potencia desbordante. En una época en la que la mayoría de los trabajos pasan por una producción edulcorada, el sonido de Soundgarden no encaja del todo y a la vez destaca por su trascendencia. Been Away Too Long abre el disco con una carga apologética innecesaria; Bones of Birds refleja un momento de madurez personal; Blood On The Valley Floor resume todas las razones que hicieron de la banda un símbolo de los 90. King Animal marca un esperado retorno. (Sergio Candia)

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