Al igual que la Mujer amante, el concierto de los argentinos Rata Blanca sedujo a La Paz durante casi dos horas de heavy metal, en las cuales interpretó en su totalidad el disco Magos, espadas y rosas.
“¡Gracias La Paz!, es un placer volver a tocar frente a ustedes”, manifestó el vocalista de la banda, Adrián Barilari, poco antes de que las primeras notas del éxito La leyenda del hada y el mago resonaran en el Teatro al Aire Libre el sábado.
El cantante agregó que “siempre que uno cree que no volverá a un escenario, o que no continuará, aparecen oportunidades como regresar a La Paz, para festejar su fiesta y recibir energía de ustedes”.
La velada comenzó a las 21.20. En un escenario completamente a oscuras, en las que las más de 4.000 personas que se dieron cita en el escenario paceño podían visitar las siluetas de los teloneros. El retumbar de un bombo fue el prólogo ideal para la aparición de la agrupación Armadura.
La banda compuesta por alteños y paceños obtuvo la aprobación de la audiencia, que momentos antes reclamaban por Rata Blanca. Los asistentes corearon canciones como Premonición, El fin del balance y Viviendo un infierno, pieza dedicada a los combatientes de la Guerra del Chaco.
El momento álgido de esta primera presentación fue cuando Armadura interpretó la pieza de Kalamarka Ama Sua, Ama Llulla y Ama Q’ella.
Y, casi inmediatamente, llegó el gran momento. A las 22.10 Rata Blanca se adueñó del escenario y los vítores.
El recital forma parte de la gira que la banda lleva realizando desde hace año y medio en celebración del 20 aniversario de la placa Magos, espadas y rosas, el disco que los catapultó a la fama mundial.
Y por ello los músicos interpretaron todas las canciones compiladas en el álbum. A La leyenda del hada y el mago y Mujer amante les siguió El beso de la bruja, Haz tu jugada, El camino del sol, Días duros, Por qué es tan difícil amar, Preludio obsesivo y Otoño medieval.
El repertorio de la banda incluyó algunos de sus temas clásicos como La boca del lobo y Abrazando al rock and rol, entre otras composiciones.
Por casi dos horas, los músicos argentinos desafiaron la altura paceña tocando, cantando y saltando. Cada uno de los miembros del grupo demostró su talento, especialmente cuando tocaron, como intermedio Guerrero del arcoíris, donde el guitarrista Wálter Giardino hizo gala de su virtuosismo.
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