En medio de un ambiente ensordecedor, alrededor de 2.000 personas alentaban a los bailarines que iniciaron la novena versión del Festival Tentayape anoche en el coliseo John Píctor Blanco.
Colorido, agilidad, tradición, alegría y juventud era lo que se mostraba en cada una de las coreografías de las academias Tentayape, Luna Chaqueña, Chaco sin fronteras y Gran Vallegrande. Asimismo, los danzarines de los colegios María Goretti, Elffy Ribera, Marcelino Champagnat, Obispo Santistevan y Mariscal Sucre Fe y Alegría contagiaban al público con su simpatía.
Desde las tribunas, el jurado de la competencia, compuesto por Ronaldo Wellington, Róger Quiroz, Álvaro Vargas, Enrique Anzoátegui, Arturo Molina y Ronald Valverde, recibía una presión por los distintos grupos participantes, pues cada colegio y academia tenían sus ‘barras’ que los alentaban ruidosamente.
Los danzarines, que en su gran mayoría eran adolescentes, ejecutaban coreografías estilizadas de taquiraris, chobenas, chacareras y carnavalitos vallegrandinos, entre otros ritmos orientales, en un escenario decorado como si fuese un patio gigante de una tapera antigua, con una galería extensa y una noria a un costado.
La atracción de la noche fue el musical El mojón con cara realizado por la academia Tentayape, el cual demostró un gran despliegue escénico.
Colorido, agilidad, tradición, alegría y juventud era lo que se mostraba en cada una de las coreografías de las academias Tentayape, Luna Chaqueña, Chaco sin fronteras y Gran Vallegrande. Asimismo, los danzarines de los colegios María Goretti, Elffy Ribera, Marcelino Champagnat, Obispo Santistevan y Mariscal Sucre Fe y Alegría contagiaban al público con su simpatía.
Desde las tribunas, el jurado de la competencia, compuesto por Ronaldo Wellington, Róger Quiroz, Álvaro Vargas, Enrique Anzoátegui, Arturo Molina y Ronald Valverde, recibía una presión por los distintos grupos participantes, pues cada colegio y academia tenían sus ‘barras’ que los alentaban ruidosamente.
Los danzarines, que en su gran mayoría eran adolescentes, ejecutaban coreografías estilizadas de taquiraris, chobenas, chacareras y carnavalitos vallegrandinos, entre otros ritmos orientales, en un escenario decorado como si fuese un patio gigante de una tapera antigua, con una galería extensa y una noria a un costado.
La atracción de la noche fue el musical El mojón con cara realizado por la academia Tentayape, el cual demostró un gran despliegue escénico.
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