En el mundo de las fiestas son una bomba, amenos, versátiles y constantemente renovados. El grupo Poker, es actualmente uno de los más cotizados de Santa Cruz y su fama ya llega a otras ciudades del país. La agenda de sus eventos ya está cerrada hasta diciembre de 2014.
La persona que dirige, organiza y planifica cada una de las presentaciones es Vanessa Áñez, que tiene 27 años, estudió teatro y baile y, además de ser artista es administradora de empresas.
Ella conoce los escenarios desde que era muy pequeña. Cuando tenía cuatro años ya había grabado un disco de canciones dedicadas a Dios junto a su papá que tocaba la guitarra y hacía los coros.
A los 8 años, entró a la Casa de la Cultura y formó parte del Coro Santa Cecilia dirigido por Julio Barragán y Karina Troiano, a quienes considera sus grandes maestros. Esa aventura duró diez años consecutivos.
Recuerda que tenía que tomar dos micros de ida y dos de vuelta, y por eso llegaba muy tarde a su casa para estudiar y hacer tareas. Pero ese su esfuerzo se traducía en una libreta con notas.
También entrenó kick boxing durante tres años, con el entrenador Marcelo Salas y llegó a la marca de cinturón marrón.
A los 16 era profesora de expresión corporal para niños cantantes. A los 17 fue instructora de canto de la Universidad Privada de Santa Cruz, donde obtuvo su título profesional.
“Siempre andaba ocupada y creo que maduré antes de lo habitual, porque hubo un momento familiar difícil que pasé junto a mis hermanos y tuve que representar a mis padres y poner el hombro a pesar de mi corta edad”, manifiesta.
El presente
“No he cambiado, sigo creciendo. Sigo ocupada, ja, ja, ja... Manejo dos agendas y tres teléfonos, tengo un asistente personal que me ayuda en todo, desde administrar mi facebook hasta hacer compras en el mercado”.
Dice que todo lo que ha hecho hasta ahora siempre ha sido planificado, incluido el nacimiento de sus hijos.
Durante la semana tiene reuniones con sus clientes, define con ellos lo que quieren en sus fiestas y los sábados y domingos se transforma en artista.
Trabaja junto a su esposo, Juan Narbaja, que también es músico y forma parte del grupo, en el que ella es la única mujer.
“Mi esposo y yo nos dedicamos plenamente a Poker. Todos los días creamos, ensayamos, estudiamos; somos caducos en el trabajo. Como dueños y directores buscamos la perfección”, expresa.
Asegura que es muy exigente, con su equipo y con ella misma. Considera que la disciplina es la causa del éxito que de a poco empieza a mostrar sus frutos.
“No fumo, no bebo, hago ejercicios físicos, duermo diez horas antes del show y como algo ligero una hora antes de cada presentación. Tengo dos hijos que me mantienen con los pies en la tierra. Mi mayor sueño es verlos convertidos en grandes seres humanos, con humildad, con valor y dignidad”, concluye.
En su faceta de mamá, con sus muchachos: José Luis de 8 años y Facundo que ya cumplió los dos
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