El pasado 5 de agosto, a sus 93 años, el corazón de la artista decía adiós a una vida intensa y se paraba en un hospital de Cuernavaca (Morelos), en el centro de México, país que no la vio nacer, pues vino al mundo en Costa Rica, pero que la acogió como a la más mexicana.
No imaginaba entonces Chavela, o quizás sí, pero no le importó, que con su muerte iba a comenzar una lucha por lo poco o mucho que ha dejado, entre su familia de Costa Rica, a quienes llevaba años sin ver, y quien fue su acompañante y apoderada en estos años, la periodista María Cortina.
"Vienen a reclamar cosas que no existen porque Chavela se fue sin nada, con el amor de su público, pero no tenía dinero", aseguró a EFE el productor y amigo de la artista, Guillermo Sánchez. Sí fueron suyos los derechos de sus últimos discos pero según contó Sánchez y confirmó a EFE la compañía Discos Corasón, la artista cobraba poco dinero por ellos.
"María Cortina pagaba todo y si hay alguien que se ha preocupado por Chavela es ella", aseguró el productor. Tras la muerte de la artista, su sobrina Gisela Ávila Vargas se trasladó a México con el deseo de colocarle su poncho./
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