Fue una noche de Latinoamérica unida, de música de protesta y compromiso, de una propuesta estética que escapa a las fórmulas de los hits para la radio: la gala en la que el dúo puertorriqueño Calle 13 arrasó con los Grammy Latinos.
Fueron nueve estatuillas en manos de René Pérez Joglar y Eduardo Cabra Martínez: respectivamente, Residente y Visitante, o el locuaz y el silencioso. Las dos mitades de una banda a la que en 2011 la industria le hace reverencia pese a su propuesta por fuera del mainstream.
La Academia Latina de Grabación premió a Calle 13 en todas las categorías en las que había sido nominado, entre las que se destacan la de álbum del año, con “Entren los que quieran”, y mejor canción y mejor grabación con la novedosa “Latinoamérica”, que los llevó “de Tijuana a Calafate, y que viva Latinoamérica unida”, según resumieron sus autores.
“Hay que tener huevos para hacer lo que estamos haciendo, porque estamos rompiendo con un montón de cosas... y no creas que recibimos apoyo de todo el mundo. Somos difíciles. Pero esto le da oxígeno a otras bandas que quieran romper con lo que existe, porque si no, nos vamos a seguir embruteciendo”, celebró ante BBC Mundo el combativo René, el más extrovertido de los dos hermanos.
Los puertorriqueños figuraban además como colaboradores en el proyecto “Los Tigres del Norte and Friends”, un disco acústico grabado por la banda ícono de la música norteña, que también resultó triunfadora. Fueron en total 10 apariciones de René sobre el escenario. “Un récord nunca alcanzado”, confirmó un portavoz de la organización a BBC Mundo.
Y las apariciones frente al micrófono le sirvieron a Calle 13 para poner a rodar un mensaje que es esencia del grupo y va más allá de su música: el de las luchas sociales y los reclamos ante las injusticias del sistema, en reclamos que van desde la “educación gratuita para todos” a “digamos “no” a la música paga”.
“Que viva la música. No a la payola (pago por promoción en las radios comerciales)”, reclamó el cantante, segundos antes de que le cortaran la transmisión, en su último ascenso al escenario.
“Es un mal que ya es normal. Y eso no está bien, todo el mundo tiene derecho de sonar en la radio y el Internet está ayudando en eso”, coincidió luego Visitante, su otra mitad.
Caras nuevas... o repetidas
La avanzada de Calle 13 comenzó temprano, durante la primera ceremonia en la que se reparten menciones técnicas y algunas categorías consideradas de menor interés para el público que sigue la gala nocturna por televisión.
Allí, el dúo boricua consiguió efectividad absoluta: cuatro nominaciones, cuatro estatuillas. Fue por “Vamo” a portarnos mal” como mejor canción tropical, luego “Calma pueblo” como mejor tema alternativo y, a la vez, mejor video corto por su retrato de una protesta al desnudo: una pieza hecha en tonos de blanco y negro que derrotó, con mensaje y arte, a pesos pesados como Shakira, Ricky Martin y Maná.
El resto de los premios se repartió entre artistas nuevos o nominados reincidentes, entre debutantes y figuras establecidas de la Academia y el mercado.
Shakira, homenajeada como “persona del año” por sus méritos artísticos y su labor humanitaria, no podía sino cargar a casa el gramófono dorado por el álbum pop femenino, “Sale el sol”, del que se despacharon 250.000 copias en Estados Unidos y más de 2 millones en el mundo.
Entre los hombres, el galardonado en el rubro pop solista fue Franco de Vita: su disco “En primera fila” y el video homónimo le depararon sendos galardones al venezolano.
“Yo llevo muchos años para poder estar aquí con estas dos menciones. Entiendo que (los latinos) hemos venido ganando terreno y hay más interés en otros mercados. Por fin el mundo entendió que en Latinoamérica también se hace buena música”, dijo el artista a BBC Mundo.
Y bromeó: “Qué suerte que no estaba Calle 13 en mi categoría”.
En tanto, el grupo pop condecorado fue un trío compuesto “como un affaire, más que un matrimonio” -según dijeron- del español Alex Ubago, el colombiano Jorge Villamizar (exBacilos) y la cubana Lena Pérez.
El segmento del rock concentró sabor mexicano, con un gramófono para con los ya consolidados Maná, en el rubro mejor álbum, y otro para la canción de Zoé.
El mejor cantautor marcó un “empate técnico”, con un Grammy que quedó compartido entre el peruano Gian Marco y el cubano Amaury Gutiérrez.
“Es el único premio que tienen los músicos, que otorgan tus colegas. Fue un empate inédito y lo recibimos juntos, me da mucho gusto por él porque es un artista extraordinario y además es buena gente”, afirmó Gutiérrez a BBC Mundo.
Hora de vender
Hubo más: reconocimientos a los discos póstumos de la argentina Mercedes Sosa y el cubano Cachao; un premio a Los Tigres del Norte que cantaron con un seleccionado de estrellas latinas (Paulina Rubio, Calle 13, Andrés Calamaro y otros) y confirmaron que han traspasado las fronteras del género norteño en el que construyeron su trayectoria, y la presea de “Mejor artista nuevo” para el puertorriqueño Sie7e.
“¡Otro para Puerto Rico! Todavía no me lo creo, siento que soy un intruso en este lugar”, celebró Sie7e el galardón, quien reveló que va a ponerlo de adorno en su casa de la playa.
Ahora, será la hora de cosechar los “efectos post Grammy” que van más allá de las luces y las alfombras rojas. Como señaló a BBC Mundo el presidente del comité ejecutivo de la Academia, Luis Cobos, una de las misiones de estos premios Oscar a la música latina es la de funcionar “como catapulta” de artistas.
Las ventas de música latina han sufrido una baja de más de 26% en 2010, según estadísticas de NielsenSound, y las descargas ilegales por Internet han afectado a los géneros en español mucho más que a otros.
La fiesta de Las Vegas, para muchos artistas, es sólo el comienzo: nominaciones y premios son, en definitiva, una palmada en el ego y una herramienta para seguir en carrera.
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