La fuerza, vigencia y diversidad del rock boliviano se puso de manifiesto la noche del sábado en la sede los trabajadores de la CRE durante el festival Bolivia Rock, evento organizado por el Colectivo de Música Alternativa e Independiente, que contó con la participación de diez bandas y un interesante marco humano de público que puso su cuota de energía y desenfreno para garantizar una velada rockera al cien por ciento.
El inicio estuvo a cargo de Alud, joven banda cruceña que actuó como invitada en reemplazo de los tarijeños Saises, que, debido a inconvenientes de último momento, no pudieron estar presentes.
Luego fue el turno de Day 21, una de las bandas clasificadas en el prefestival realizado durante tres jornadas en Clapton, para luego dar paso a Polysónika, que con su particular dosis de rock pop alternativo hizo mover a unos espectadores cada vez más frenéticos.
El metal y el hardcore llegaron de la mano de Anomalía. A medida que avanzaban los temas, la guitarra de So Myung Jung se escuchaba cada vez más fuerte, el festival aumentaba de temperatura y el mosh se convertía en el invitado principal al frente del escenario.
Virtual, otra de las agrupaciones cruceñas, no desentonó en su actuación, aunque la respuesta que obtuvo del público no fue la misma que recibió Querembas, la banda que prolongó y acrecentó la euforia hasta el último rincón del local. Comandados por Ronald Subirana, los músicos ofrecieron una variada selección de temas de sus casi diez años de carrera, como Cuando cae la noche, Demon driver, Porno lover (ambas de su última producción Fornicatorio) y su conocida versión de Llorando se fue, de Los Kjarkas.
Un desperfecto técnico en el sistema de sonido obligó a Querembas a concluir abruptamente su presentación. Fueron 45 minutos los que se tuvo que esperar hasta que la situación se restableciera. Además de los inconvenientes técnicos, algunas actuaciones fueron interrumpidas momentáneamente por los conflictos que se sucedían en los alrededores del escenario, con peleas y grupos que amenazaban la continuidad del evento.
Ronaldo Vaca Pereira se encargó de apaciguar los ánimos y hacer que la música retorne con su banda Animal de Ciudad, que demostró el arrastre que tiene ente los jóvenes con su propuesta funk rock en español. Uno de los mejores momentos del show llegó con Tierra de colores, acompañado por el rapero local Doble A.
Luego fue el turno de la banda paceña Hate, que con una notable técnica y combinación de talentos ofreció una magistral exhibición de trash metal que hizo sacudir el lugar. Después vinieron los capitalinos Maldita Jackeca, que confirmaron por qué son catalogados como uno de los mejores grupos del rock nacional. El cierre llegó de la mano de Avex, una de las agrupaciones jóvenes más promisorias de la escena local.
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