¿Por eso es que te das el derecho de darme la bienvenida?, le pregunté en una entrevista concedida en el Orfeo Superdomo, justo cuando descansaba de los ensayos. “Además de sentirme local cuando estoy por acá, tú recién vas llegando, yo ya llevo una semana”, respondió soltando una carcajada.
La jornada anterior había ensayado hasta bien entrada la madrugada con sus músicos, coristas y con los tres hijos de su segundo matrimonio (‘Riky’, Mauricio y Eva Luna); quería que todo saliese perfecto y realmente lo fue. Alrededor de 7.000 personas asistieron al recital que duró casi dos horas y tuvo varios momentos de clímax, uno de ellos precisamente propiciado por sus retoños, que alborotaron al público con temas en español y en inglés. “Es probable que los más chiquitos vayan a Bolivia (para el concierto del viernes 21), la niña no sé; aunque ella me deja con la boca abierta cada vez que canta”, dijo.
Cero canas, con pelo liso de color castaño claro. Al igual que sus canciones, el hombre parece no envejecer. Sin embargo, cambió los tenis y sus descontraídos trajes con los que brincó en innumerables presentaciones a lo largo de 19 años, por ropa elegante, que lo hace ver bien sobrio.
- ¿Algún día dejarás de cantar?
- Imagino que sí, pero cuando deje de hacerlo será de forma inconsciente.
- ¿Hay alguna canción tuya que te guste más que las otras?
- Ahorita tengo una pegada, se llama Volver y Canción de pobres corazones, las dos me vuelven loco, me encantan.
- ¿Se puede saber qué hacés en tus vacaciones?
- Hago nada, simplemente disfruto de mi familia.
- ¿Dejás de cantar?
- Eso es un poco más difícil, porque cantar no es un trabajo, éste es el trabajo: sentarme a dar entrevistas, hacer promociones y grabar un disco.
Con esto Montaner me dejó claro que conversar con la prensa no es lo suyo. Su asistente me advirtió de que tenía sólo cinco minutos para charlar con él, pero, finalmente, casi pude duplicar ese tiempo. Durante el concierto, esa misma noche, descubrí que lo que le gusta a este artista de escasos 1,68 m de estatura es dialogar con su público. A la gente le pidió que se abrace, que manifieste su amor y se sienta querida. El recinto se enterneció con Hijos del sol y vibró con Castillo azul, Bésame en la boca, Volver, Será y con la rumbera Cachita, que dedicó a su amiga Susana Giménez, en un contacto vía satélite que Telefé logró desde Buenos Aires. La diva lo terminó de adular: “Estás más lindo y sexy”, le dijo. Él, bromista, contestó: “Es que voy al gimnasio del Puma Rodríguez”. Para concluir el enlace y hacer sentir al público ‘tan enamorado’, Ricardo Montaner le cantó Me va a extrañar.
A esas alturas del recital, los presentes parecían no aguantar las emociones: estoy seguro de que la mayoría de las chicas, ésas que entre alaridos apabullaron a sus coristas, tenía surcos de rímel provocados por las lágrimas. Ellas, como niñitas de kínder, cargaron al lugar con dulces de batata y alfajores para su ídolo.
- ¿Qué es lo mejor que te ha dado tu carrera?
- La sonrisa de la gente.
- ¿Se puede saber quién te lleva a la cima del cielo?
- Mi mujer. Marlene es totalmente especial. Llevamos casi 20 años casados
- ¿O sea que la fama te vino con ella?
- Sí, ¿Será que ella la trajo?
- ¿Cuesta ser famoso?
- Depende; en mi caso la utilizo como retroalimentación. La fama no es mi enemiga, ella vive conmigo y viaja conmigo. Yo la llamo popularidad.
- ¿Alguna vez te molesta?
- Ahora estaba almorzando antes de venir acá y una señora estaba mirando cómo yo tomaba la sopa. No dejo de reconocer que me ruboricé un poquito, porque a cualquiera se le chorrea la sopa de la boca (risas). Entonces, veía cómo la señora seguía sigilosamente mis movimientos con ese impertinente teléfono que ahora filma. Y es que ahora todas las personas hemos perdido la privacidad por completo.
- ¿De dónde sale tanta inspiración?
- Del cielo.
- ¿Y creés que un día se acabará?
- Por supuesto que no. Eso fluye como maná.
Ricardo Montaner seguirá mostrando su talento hasta marzo del próximo año, en diversos países latinoamericanos. Córdoba sabe sus canciones imperecederas y fue testigo de la imponente puesta de luces en un escenario de pantallas leds que instaban más al delirio. Muchas hubieran querido que ‘la noche dure un poco más’.
No hay comentarios:
Publicar un comentario