El pasado 3 de octubre se realizó la octava versión del “Illimani Metal” en el Parque Urbano Central, uno de los festivales de música under más atractivos que ofrece la ciudad de La Paz. Entre sus características más interesantes está la convocatoria, producto de un concurso donde se selecciona a las mejores bandas para que toquen en vivo en el festival. Además, uno de los requisitos es que los postulantes presenten temas originales, incentivando así la composición y la creatividad de los músicos. Este año fueron seleccionadas seis bandas: Mortsure (metal gótico), Libellula (metal progresivo), Lyann (power metal), Tyranosauryus Sex (Rock y heavy metal), Thrashmaniacs (thrash metal) y Toxic Violence (thrash metal) que desplegaron la potencia del under en sus distintos géneros y subgéneros. Destacables son los temas Fantasma del umbral de Lyann y Ave de fuego de Tyranosauryus Sex por la pasión en la interpretación y la calidad técnica de la composición.
El heavy metal no es un género musical que tenga muchos adeptos en nuestro medio, sin embargo es notable que la convocatoria del Illimani Metal atrajo a un público juvenil tomando en cuenta que los orígenes del heavy metal data de principios de los años 70. Es destacable la renovación de los seguidores del género y su capacidad para seducir nuevos seguidores. Bajo el eslogan de “El Metal es cultura”, la organización viene desplegando hace años un mensaje que da cuenta de la capacidad del heavy metal para crear códigos y signos particulares para interpretar el mundo, sobrepasando así lo meramente musical. El Metal es aquí entendido como un compromiso que va más allá de la moda y el entretenimiento. Con vestimentas de cuero negro y largas cabelleras, hay en este tipo de espacios una mística que renueva los lazos de fidelidad con la música, donde se crea relaciones de pertenencia que suspende la temporalidad de lo cotidiano. Un tipo de música que suele ser catalogada como marginal y violenta, pero que tiene un impulso subversivo y de rebelión que reta los gustos dominantes, la estética común y, por supuesto, el orden.
Vlady Tórrez es politólogo.
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