El flamante disco de Llegas trae nuevos ciclos, nuevos mundos, senderos desconocidos. Con nueva formación donde destaca la batería de Daniel Subirana y los teclados de Diego Ballón (que aportan un toque jazzero diferente a un disco eminentemente rockero), Llegas conserva —como todo buen compositor en la tradición de los “songwriters”— la capacidad de facturar auténticos hits rockeros (pegadizos y melódicos por naturaleza).
Tripulante es el mejor ejemplo para certificar que la nueva etapa de Grillo Villegas conserva una vieja “maña”: canciones redondas, fórmulas infalibles; con la maravillosa voz femenina (ahora) de Mayra Gonzales, como bandera. Aunque Cacería es mi “otra” favorita.
El nuevo trabajo se llama Conciliábulos (título de capítulo de una antigua novela de su abuelo) y las referencias místicas ateas salpican las letras: después de la “sanación” (lejos de alcohol, drogas y noches) llega la autotrascendencia (Salar). Así mientras el disco avanza, los tiempos medios reinan. Dice el psicólogo Jonathan Haidt que “cualquier cosa que nos una tiene un aire de sacralidad”. Y Conciliábulos nació para unir —otra vez— a la santa cofradía de los hinchas de Llegas. Próxima “estación”: el teatro Nuna (del viernes 12 al 14 de diciembre).
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