Antes de que caiga la noche del jueves miles de fanáticos empezaban a llegar al lugar donde el rey de la bachata los había citado, el estadio Ramón Tahuichi Aguilera.
Romeo Santos, según los organizadores, tomaría posesión de su trono a las 22:00, pero esto no sucedió si no hasta las 23:50.
El morocho de sensual voz, nacido en EEUU y de ascendencia dominicana, arrancó gritos, aplausos y suspiros a sus fans al declararse Inocente al comienzo de su repertorio musical y el público cruceño le perdonó el desaire de las casi dos horas de demora.
Para cuando Romeo confesaba "y es que estoy loco", ya quienes se le habían unido a su Aventura, estaban rendidos. Y es que el artista sabe sacar a flote las emociones de los ‘romeístas’, sea con su baile, con besos regalados o cuando se arregla el cabello con aires de divo.
A las 1:20 el fanatismo estaba a tope y el hombre que cantaba en el escenario se declaraba el más romántico de los mortales, repartía consejos de cómo enamorar a una mujer. Incluso prometió a quienes sigan al pie de la letra sus trucos de amor que, cuando con el paso de los años, digan a sus parejas: "Eres mía”, serán siempre correspondidos.
Romeo se dio tiempo para todo, hasta para tomar examen a sus fanáticos, subió a cuatro de ellos al escenario: uno estaba en estado de ebriedad y no atinó a seguir la letra a su artista; el segundo también se aplazó. Pero el tercer ‘romeísta’ sorprendió al propio rey de la bachata al cantar casi todas sus canciones y mostrarse totalmente desinhibido.
El cuarto fanático, Humberto Céspedes que ya había sido puesto a prueba por el cantante en el estadio argentino de River Plate, cantó a dúo Pobre diabla y con eso el público ya estaba en total frenesí.
En las dos horas con 40 minutos de concierto Romeo Santos demostró por qué es el rey de la bachata y por qué tiene a miles de seguidores rendidos a sus pies. Se cambió tres veces de vestuario y el concierto concluyó a las 2:30 de este viernes, cuando el neoyorquino decidió que era hora de hacer la Propuesta indecente, y cantó con una fan en la cama.
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