Iron Maiden ha abierto la parte europea de su gira "Maiden England" con un concierto de aforo reducido en el Bilbao Exhibition Centre (BEC) de Barakaldo (norte) en el que el sexteto británico ha derrochado toneladas de energía "heavy".
El concierto se presentaba como un "ensayo general" antes de comenzar una gira por Europa con el espectáculo "Maiden England", pero los Maiden han ofrecido ante 4.000 privilegiados seguidores un concierto completo, contundente y arrollador con algunos de sus temas clásicos.
En "Maiden England", los británicos recrean el show escénico que llevaron a cabo en el "Seventh Son Tour" de 1988, actualizado y modernizado con nuevo diseño de luces, puesta en escena, pirotecnia a raudales y llamaradas que han caldeado el ambiente, en especial en las primeras filas.
Tampoco ha faltado a la cita Eddie, el séptimo "maiden", la mascota del grupo que ha tenido varias figuras en tres dimensiones y que ha estado muy presente con distintas imágenes sobre telones colocados en el fondo del escenario que iban cambiando con cada canción.
Entre los fans que hoy (ayer) han estado en el BEC, muchos que todavía no habían nacido cuando Iron Maiden comenzó a destacar en los años 80 entre los grupos de "heavy metal" británicos con discos como, "The number of the beast", "Piece of mind" o "Powerslave".
Sin embargo, han cantado las canciones de esos discos, como si fuesen éxitos recientes, junto a los más veteranos, los que llevan más de treinta años siguiendo a una banda que comenzó su carrera en 1975 siendo un quinteto, pero que ahora son seis.
Han comenzado el show con "Moonchild" a la que han seguido "Can I play with madness", que ha desatado la locura en el público, "The prisoner" y "2 minutes to midnight", tras la que Dickinson ha dado la bienvenida al público y ha bromeado con ellos.
Después ha continuado la avalancha de sonido "made in Maiden", con el resto de canciones que ha compuesto el espectáculo, 17 en total, entre las que no han faltado "The Troper", "The number of the beast", "Phantom of the opera", "Run to the hills" o "Wasted years".
Bruce Dickinson ha estado teatral, sobre todo en "Seventh son of a seventh son" y "The clairvoyant", ha hecho cantar al público, saltar, gritar e incluso callar, llevando la energía del escenario a la pista donde se agolpaban los satisfechos fans, y no ha dejado de correr por todo el escenario, con un resbalón incluido.
Con "Fear of the dark" y "Iron Maiden" se han despedido para volver al poco tiempo y tocar los bises, "Aces high", "The evil that men do" y "Running free" que ha servido para Dickinson presentase al resto de la banda y para dar por finalizado, esta vez sí, un concierto de más de hora y media de duración.
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