lunes, 6 de diciembre de 2010

II festival afro reafirma su identidad ancestral

Coroico vibró hasta el amanecer al ritmo de los tambores

Coroico - Cambio

Enviada especial

“La cultura de los afros no sólo es la saya, también tiene la cueca. Esto que hemos presentado es el baile de tierra, lo han bailado nuestros ancestros, y quisimos mostrarles esta noche lo poco o mucho que hemos podido seguir rescatando de nuestros abuelos”, explicó Martina Barra al momento de dejar el escenario del II Festival Internacional de la Saya Afroboliviana.

Esta mujer que bordea el medio siglo de vida, oriunda de Chicaloma, la tierra de los afros en Sud Yungas, dijo que las actuales generaciones ya no saben bailar la cueca morena. Ella dio una clase magistral de cómo hacerlo. No importaron sus pantorrillas gruesas para marcar elegantes pasos al ritmo de las melodías.

Esto lo han bailado mis abuelos, mis papás, y ahora yo lo estoy haciendo. La niña que ven en el escenario es mi hijita, a ella también le estoy enseñando, para que se conserve nuestra cultura que es tan bonita. Todo eso es lo que tenemos en la cultura afrodescendiente afroboliviana”, declaró a Cambio.

Apenas estuvo unos minutos frente al público, a eso de las 02.15, pero fueron suficientes para impactar al más incrédulo y despertar al más cansado de los espectadores.

Doña Martina, quien aparenta más edad por su ensortijado cabello gris, se va deprisa camino a un camerino improvisado para abrigarse, pues la visibilidad afuera cada vez es menor debido a la densa neblina en Coroico.

El clima hostil del sábado obligó a los organizadores del festival a retrasar por más de cuatro horas el inicio, programado para las 19.00, debido a la lluvia persistente que dejó inhabilitado el estadio.

A pesar de ello, el público leal esperó pacientemente a que los artistas ofrecieran su mayor repertorio. Marco Esqueche, nacido en Perú, fue el encargado de abrir el espectáculo para iniciar el festival, luego de ser inaugurado por el diputado afrodescendiente Jorge Medina.

El artista peruano animó a la gente a través de una dinámica de canto y rimas por de más originales.

Niñas afrobolivianas provenientes de la comunidad de Chijchipa también deleitaron al público.

Delegaciones de la comunidad afro de Santa Cruz y Cochabamba también hicieron retumbar el escenario, además de la saya afroboliviana de los Yungas, anfitriona del encuentro.

El ballet Sangre Negra del Perú derrochó energía con una deslumbrante coreografía de sus integrantes, quienes hicieron gala de su estado físico.

En el encuentro, que Medina denominó de integración, no faltaron los ritmos colombianos y uruguayos, así como las morenadas de Sayari.


PARA CONSIDERAR

El II Festival fue organizado por Cadic, el Gobierno Municipal de Coroico y el diputado afrodescendiente Jorge Medina. Hubo varios auspiciadores.

El programa sufrió algunas alteraciones de horario y escenario debido a la persistente lluvia que cayó sobre Coroico, que inhabilitó la cancha del estadio. El espectáculo se trasladó al coliseo municipal.

La cultura afro se hermanó en torno a la saya y la cueca, no tan difundida pero aún bailada en Chicaloma, en veneración a la tierra.

Expectativa: El público quedó con ganas de ver a la batucada de Brasil y la bomba de Puerto Rico. El ritmo africano llegó de la mano de nacionales.

Entradas: 50 bolivianos costó el ingresó a la cancha y 25 a las graderías. Al principio se exigió que la prensa los compre, luego se superó el momento.

Seguridad: La Policía tuvo un gran despliegue en el resguardo de los bienes públicos.

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