Visitará el Lago Titicaca y el teleférico. Llegó acompañada de su esposo y su hijo de cinco años, Benito.
Con los sentimientos a flor de piel, así se mostró la cantante mexicana, Lila Downs, en su primer encuentro con La Paz, en el marco de su concierto Balas y Chocolate que se realizará este miércoles en el Teatro 16 de Julio (Prado) y dónde promociona su placa del mismo nombre. Sin mayor parafernalia, esta artista nacida en Oaxaca, ingresó a la sala de prensa acompañada del ministro de Culturas, Marko Machicado, mientras que su esposo y manager, Paul Cohen, la observaba mezclado entre los periodistas. Tras una reminiscencia de su vasta y prolífica carrera, donde se hizo énfasis en su activismo en la lucha de derechos humanos, y reivindicaciones indígenas. “La Lila” se acercó a la testera y visiblemente emocionada agradeció el recibimiento y ahí, su gruesa voz se quebró. “Desde pequeña me decía mi madre ¡No llores! porque así no vas a conseguir nada. Pero creo que el sentimiento hay que demostrarlo, sino como decía mi abuela: cuándo nos morimos quién nos va ver llorar”, dijo mientras que con una sonora carcajada, trataba de disimular su emoción.
Agradeció la posibilidad de pisar suelo boliviano y recordó que desde hace algún tiempo sigue de cerca los acontecimientos políticos de Bolivia. “Me parece un lugar donde hay mucha hermandad. Poniendo como ejemplo para el mundo, otro sistema de Gobierno”, acotó la también ganadora de tres premios Grammy. Esta lunga morena, de trenzas largas y coloridos vestidos, sorprendió a los presentes con la entonación a capela de la canción Viene la Muerte Echando Rasero, dónde evoca la presencia de las sombras en su entorno, ya cuándo perdió de niña a su padre. O cuando la Parca casi toca la puerta, en busca de su esposo. No por nada, en su álbum Balas y Chocolate, hace referencia a ese mal momento, cuando se enteró de un mal cardíaco de su cónyuge, y que ahora quedó en el recuerdo. Una cerrada ovación y a la voz de Jallalla (Viva), se volvió a conmover la artista. En una sucesión de bienvenidas. El ministro de Culturas, Marko Machicao, resaltó la música de la mexicana, por su activismo en sus luchas sociales plasmadas en sus canciones. “Lila extenderte un abrazo fuerte. (…) En tu música se refleja cada una de tus acciones, de amor a tu tierra, de amor a la sociedad a los indígenas. Esperemos que de aquí Lila toque con una quena, con ritmos andinos”.
A su turno, el promotor de Voces Unidas, Jean Claude Eiffel, confesó que desde hace cinco años, le sigue la huella. Expresó su satisfacción y a nombre del achachila Illimani, le deseó buena estadía. Antes de su retirada, se dio tiempo para recibir abrazos, posar en fotografías y adelantar que espera visitar el Lago Titicaca y subir al Teleférico, y ´copiarse´ la idea de ese medio de transporte para llevar a su pueblo. Esta camaleónica artista, es antropóloga y especialista en tejidos originarios. Dice que es una dualidad, por un lado en el escenario, interpreta a un personaje con su vestimenta, pero por el otro es su sello personal. No descartó vestir y tocar música nacional.
En este punto, su esposo Paul Cohen, en su medio español, adelantó sorpresas en el show y dijo sentirse saludable y hasta tomó un mate de coca. Sus raíces indígenas la motivaron a encontrarse con el Presidente, cita programada para este miércoles. Sobre su comparación con Chavela Vargas o Frida Khalo, se siente honrada, pero-asegura- que cada quién tiene su propio estilo.
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