lunes, 2 de septiembre de 2013

Grillo Villegas se disculpa y ofrece un concierto solemne

Viernes 30 de agosto, 20:30, las luces del teatro 16 de Julio, en La Paz, se apagan, y se ilumina sólo el escenario con reflectores de color azul. Se escucha ruido del agua, como fondo, mientras.el Grillo Villegas aparece ante la ovación de los fanáticos. Viste muy a su estilo, una camisa negra de manga corta y un jean. Se acerca al micrófono y ante la sorpresa de todos, pide perdón...

“Estoy emocionado, nervioso, ya quiero tocar. Sólo voy a decir una cosa, quiero pedir disculpas a todos por todo, yo quiero empezar otra vez ahora y agradecerles de la manera más profunda por esta nueva oportunidad que me dan…”. Y todo está listo, se Viene el sol al escenario.

La elegida para abrir es Hidrometeoros, la canción que le dio nombre a un disco que se borró enterito la noche que lo había terminado y tuvo que hacerlo otra vez de cero, un pasaje duro de su carrera artística. Inmediatamente después, comenzó a sonar Anestesias, de El Pesanervios, la producción que se grabó en el estudio Circo Beat, de Fito Páez en Buenos Aires. Grillo sufrió un accidente la madrugada después de que lo presentó.

Remató esta primera parte con Cada beso, de Huye el sol, su primer disco como solista, ese de 1998, en el que como dijo en una entrevista con El Deber, contaba de manera transparente lo deprimido y lo enfermo, con drogas y alcohol, que ya estaba. Más adelante dejaría claro aunque sutil y sin decirlo directamente, que le costaba cantar las canciones de esa época.

Grillo deja sonar su guitarra y de pronto aparece en el escenario el vocalista de Wara Dante Uzquiano, quien derrocha su talento con la canción Aymara. “Chau pueblo, un placer”, se despiderapidamente, abraza al músico que lo invitó y se retira, un paso breve pero sustancioso.

Mientras Villegas afina su guitarra se dirige al público, y sugiere: “están muy apagados, los estamos grabando”, es que los asistentes escuchan cada uno de los temas con respeto y solemnidad pocas veces vistas en este tipo de recitales. Ese silencio le dio un toque muy especial a la noche.

Convoca a Diego Ballón, otro de sus invitados, antiguo en la formación de Llegas, hoy estudia en Chile y se unea Julio Jaime (bajo), Benjo Chambi (batería y voz), Gonzalo Gómez (guitarra) y Mayra Gonzales, (voz y teclados), “ellos son mi familia”, dice el Grillo, antes de Antifaz, Síntoma, de su último disco Duramadre; y Huesos.

Para Sobreviviente, una canción que define como“muy importante para él”, anuncia el ingreso de Emma Brodie, de Escocia, quien deslumbra primero con un acompañamiento en la percusión y luego en la batería en la canción Pornopop, del álbum Bipolar, que sonó con una fuerza increíble.

Baja el ritmo, se va a un lado del escenario, y queda una vez más sólo con su guitarra. Es un momento íntimo, para un compilado que incluye Mentiras (Bipolar), Simple (El Pesanervios) y para cerrar con uno de los temas favoritos de su “hinchada”, y aunque él admite, “este es un tema que ustedes saben, lo tengo en la banca de suplentes”, pero complace con Diamante.

Reclama un poco de agua y en ese momento alguien del público le grita “!salud!”, rompiendo el protocolo. Grillo levanta la vista, se acerca al micrófono y mientras mueve el dedo índice recalca “ya no, ya bebí demasiado”, robándose el aplauso de los asistentes. Hace casi tres años que dejó de consumir alcohol y cocaína, esa combinación que lo llevó a un infierno. Otra invitada, Mbali Ngcobo, quien llegó desde Sudáfrica para la gala, canta en s idioma y en inglés.

Un show aparte

Se acerca el momento estelar. “Preparense, señoras y señoras, con ustedes Javier Malosetti”. En ese momento pasa al escenario un gigante, no sólo como músico, también por lo grandote. “genio”, le gritan “es un primo mío que vive en La Paz”, responde.

Versiones remozadas de Respiros, Invisible e Insertcoin se dejan escuchar y deslumbran con un enorme despliegue sobre el escenario. “No lo puedo creer, este señor tocando mis canciones”, exclama el Grillo como queriendo pellizcarse para comprobar que no está soñando. Luego devuelve gentilezas con una canción del bajista argentino en la que se lucieron también otro de los invitados, Yayo Morales, en la batería, como Gonzalo Gómez y Diego Ballón.

Luego viene un solo de bajo a cargo del músico argentino para el que se queda solo ante el público, nunca antes visto en Bolivia, y un cover de Disco Inferno, de TheTramps, que fue una yapa que no estaba en el libreto, así que Grillo tuvo que avisar a quienes grababan el concierto para que no se rayen, causando risas entre los asistentes.

Por única vez, el protagonista de la noche toma el mando del piano, para interpretar Salto, del disco Revólver, luego pide un aplauso para su mamá mientras vuelve a colgarse la guitarra, antes de cantar Alas, la canción en la que se declara ateo y deestrenar la canción Viene el sol, que le dio nombre al concierto.

El final está cerca, han pasado casi tres horas y es hora de Perdón y Válvula y Subterránea, canciones con las que la gente ya no puede y se pone de pie. Unas 300 personas asistieron a la primera fecha de un encuentro con la música de un artista que vive otra fase en su vida, una fase que deja atrás mucho del pasado. Entretodo eso, a Loukass, por primera vez, porque esta noche Grillo no tocó ni una sola canción de la banda que brilló en los 90 y nadie reclamó. Igual, de todas formas, mañana sin duda Viene el sol.

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