Martin escribió en su cuenta de Twitter “Insisto, La Paz es una de las ciudades más bellas en la que he estado”.
Unas horas antes de iniciar su concierto, Martin aprovecho de tomarse una selfie con el fondo de la ciudad, luego dio un paseo con sus hijos Matteo y Valentino, acompañados con parte de su equipo por la zona de Llojeta, para aprovechar la altura y sacarse más selfies.
Dentro de las instalaciones del escenario de Miraflores, Martin recibió obsequios: Un mapa tallado en piedra fue el regalo del gobernador de La Paz, Félix Patzi.
EN EL CONCIERTO
El carismático portorriqueño empezó el espectáculo a las 20.30 horas, cuando las luces se apagaron y al ritmo de Mr. Put It Me Down y Shake Yor Bon Bon, contagio de energía y música a los espectadores que se dieron cita en el escenario Miraflorino, no falto el entusiasmo, gritos, lágrimas y bailes acompañaron el tan esperado concierto. Las canciones más esperadas de la noche fueron: Fuego de noche nieve de día, Disparo al corazón y Vuelve.
UN CONCIERTO INOLVIDABLE
A la melodía de la canción Por arriba, por abajo, Ricky preguntó “¿Cómo la están pasando?” y con su peculiar sonrisa pidió a los presentes bailar con él y así olvidar los problemas, a lo que el público respondió con bailes, gritos y demostraciones de alegría y aplausos.
El concierto duró hora y media, Ricky se despedía y después de unos minutos, tras la ovación de la concurrencia, volvía al escenario; sin duda, el show fue fascinante para el público. En cuanto a puesta en escena, las diez pantallas led de alta definición dieron el soporte y la calidad visual que se esperaba, las luces, el humo y el láser perfectamente coordinados con la música: Dance, rock, baladas y tribal, acompañados de los ocho cambios de vestuario de Ricky dieron un espectáculo que sin duda será el más recordado de este año.
ALTURA
A sus 44 años, Ricky Martin no se quejó de la altura y ofreció al público paceño un show de primer nivel, el frío imperante tampoco fue un obstáculo para el cantante, pues ni a él ni al público le importó el tiempo. Tampoco la comida fue un problema ni para Ricky ni para sus hijos, quienes degustaron platos tradicionalmente acompañados de chuño y quinua, según los organizadores.
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