martes, 29 de septiembre de 2015

Los bolivianos se van uniendo al ‘streaming’



Solo se necesita de un click del mouse o tocar el ícono en la pantalla del celular para poder acceder a una cascada casi infinita de música proveniente de todos los rincones del planeta, incluyendo Bolivia, ya que los músicos bolivianos se han unido a la era de la distribución digital y universal de sus temas. Poco a poco los autores nacionales están subiendo sus composiciones a la red. Hay quienes prefieren los grandes portales de descarga como Amazon o iTunes, otros se decantan por los sitios de streaming, (de escucha on line, sin descargas) como Spotify, pero todos aumentan su presencia en internet.

Sin embargo, aún falta mucho como para que todos los autores nacionales tengan sus repertorios completos en la red: “El uso de las plataformas de descarga o de streaming es nuevo en el país. Una de las razones es el desconocimiento de los beneficios que puede tener trabajar mediante estos portales”, considera Marcelo Navía de la empresa Lado B, que ofrece varios servicios a músicos.

Las ventajas varían de acuerdo con el portal y a las necesidades de los usuarios, aunque generalmente los beneficios económicos no son inmediatos. “No te vas a hacer rico si tienes tu distribución por internet”, advierte Vladimir Pérez, uno de los integrantes del grupo Octavia. “El ingreso es un porcentaje pequeño, al menos en los sistemas de streaming. El verdadero valor de esta fórmula es que visibiliza nuestra música fuera de las fronteras de una forma mucho más sencilla”.

Esta opinión es compartida por la cantante Verónica Pérez, de la agrupación Efecto Mandarina. El conjunto boliviano de jazz subió sus discos en los diferentes portales hace tres años. Esto, asegura la cantante, permitió al elenco hacerse conocer en otros países de Latinoamérica como México y Brasil y también de Europa, principalmente Francia. “Si tus discos se encuentran en Spotify, la gente comienza a conocerte y apreciar tu música, lo que nos abre muchas puertas”, considera la cantante, que también tiene trabajos independientes en las listas de reproducción de los portales.

PROMOCIÓN. Para muchos artistas, la estrategia consiste en subir su material a más de un portal de diferente naturaleza. Así, algunos tienen cuentas en iTunes y Amazon al mismo tiempo que Spotify. Este “combo” les permite recaudar mayores beneficios —de las páginas de descarga o de las tiendas virtuales— al mismo tiempo que promocionarse en otras regiones. “Si estás en Spotify, existes en el mundo y no solo en el país. No obstante, no es suficiente con solo subir tu música. También tienes que asegurarte de estar registrado formalmente para que la gente sepa quién eres, de dónde vienes y las características de tu grupo”, explica Navía.

Lado B es una empresa que se encarga de ofrecer servicios de posproducción, masterizado de los discos, subida de material a la red y apoyo legal a los músicos. Una de sus tareas es registrar a sus clientes en banco de datos mundiales. “Si buscas Bolivia, principalmente encontrarás grupos como Los Kjarkas, Savia Andina y Kalamarka. Lo que queremos hacer nosotros es lograr que todos nuestros clientes entren en estas listas”, agrega.

Las ventajas resultan cada vez más visibles. Pese a que la banda Llegas se separó este año, sus fans la extrañarán menos porque aún pueden encontrar toda su discografía en los grandes portales. Octavia llega a otros países sin tener que gastar grandes cantidades de dinero en el envío de los discos físicos, y Efecto Mandarina ya tiene su carta de presentación afuera. Incluso las ventas aumentaron en el país. Sin dar datos específicos, Pérez asegura que las ventas digitales, mediante portales bolivianos, están alcanzando a las del material físico.

Ahora, la meta es lograr que los bolivianos se acostumbren a utilizar estos servicios. Esto va a tardar debido a la lentitud y elevado precio de las conexiones de internet en el país y a la poca afición de los bolivianos a utilizar el comercio electrónico: “La forma de pago electrónico no es algo a lo que estamos acostumbrados aquí. No existe la cultura de abrir cuentas con tarjetas de crédito y así este instrumento es de acceso limitado”, reconoce Navía. Pero, a pesar de las dificultades y las desconfianzas, poco a poco el acceso a lo que llaman la fonoteca universal en la red va haciéndose más común en Bolivia.

Los discos seguirán en los escaparates

Al comprador le gusta poseer un objeto que tiene mucho de arte

Aunque cada vez más clientes adquieren la música de sus compositores e intérpretes favoritos mediante internet, la publicación de discos, si bien está disminuida, no desaparecerá.

Existen varios factores que garantizan la permanencia del soporte físico en las tiendas. Uno de ellos es la necesidad humana de tener en las manos algo tangible como prueba de una transacción económica.

“Hay personas que aunque hagan uso de lo digital también quieren tener el disco en sus colecciones. Genera un placer especial el poder colocar el CD o el vinilo en el reproductor y escuchar”, considera el experto Marcelo Navía.

Esto se acentúa con el caso de los portales de streaming, ya que el usuario no se apropia realmente de la canción, pues la escucha on line y no la guarda en la computadora.

Por su parte, Vladimir Pérez, de Octavia, garantiza que el grupo seguirá sacando los discos físicos, que generan un buen ingreso ya que —pese a que lo digital redujo el costo de compra de canciones— sus fans aprecian las ediciones especiales: “Es curioso, pero hay quienes prefieren gastar más en un disco doble que pagar los centavos de dólar que cuesta una canción de Spotify”, cuenta el músico.

Una buena razón para la permanencia del soporte físico es su condición de arte objeto. Ya sea el diseño de las tapas de los discos, realizado por autores de renombre, o el material extra como cancioneros, libros con la historia del compositor o DVD, forman un atractivo lo suficientemente fuerte como para hacer que las disqueras no solo continúen usando el CD, sino que también el vinilo haya recuperado importancia.


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