sábado, 30 de octubre de 2010

Cochabamba - Aiquile vive el 27 Festival Internacional del Charango

El pueblo de Aiquile ya vibra la 27 Feria y Festival Internacional del Charango, que desde ayer al 31 reunirá a decenas de intérpretes y ejecutantes nacionales y extranjeros de este maravilloso instrumento musical originario de Bolivia.

Este evento goza de gran popularidad y se proyectan con fuerza para convocar a miles de visitantes, espectadores y turistas que se dan cita en la remozada y hospitalaria ciudad de Aiquile.

Historia

En 1984, un grupo de jóvenes aiquileños denominados “Jark’iris”, con una determinación visionaria y con la colaboración del Centro de Residentes Aiquileños en La Paz, además de otras personalidades notables de esta tierra, organizaron la primera Feria y Festival del Charango, constituyendo este suceso cultural un hecho fundacional que sin duda perdurará en el tiempo y el espacio.

Según los pioneros de la reivindicación del charango, el objetivo central era incentivar la incursión de nuevos valores en la interpretación del instrumento y promocionar la producción artesanal de charangos, puesto que los que se fabricaban y fabrican en Aiquile son famosos por la calidad de su hechura y el uso de maderas finas y preciosas.

“Guitarrilla”

Según investigaciones, el charango es un cordófono criollo que nace después de la conquista española. Fue el ingenio de los nativos el que, modificando la antigua guitarra o vihuela, dio origen a este singular instrumento.

La disputa de la “cuna del charango” fluctúa entre Potosí y Chuquisaca, las principales ciudades influenciadas por la economía de la explotación minera durante la Colonia. El charango habría aparecido a mediados del siglo XVII, según referencia de un canónigo de Tupiza, Potosí, quien escribió que “los indios usan con igual afición de guitarrillas, que por acá llaman charangos”.

Las crónicas describen que el charango ha nacido de la persistencia del arte nativo y la presencia de la vihuela, instrumento musical de Europa, que había llegado con el apogeo de Potosí, que en el siglo XVI atrajo con la riqueza de la plata a mucha gente foránea y también a músicos que alegraban serenatas y festines al son de sus guitarras y vihuelas de mano, al que apreciaban los nativos porque les alegraban en sus manifestaciones culturales y rituales.

De este encuentro, nace el charango con sus características tan particulares que en el transcurrir del tiempo conforman una personalidad que se quedará hasta nuestros días, como fiel expresión del sentimiento nativo.

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