Artistas, en este caso músicos de Chile y Bolivia, son parte de este intercambio cultural al que poco le importa las nacionalidades.
Al mismo tiempo, este corredor cultural respalda el movimiento que vienen desarrollando de forma autogestionaria los músicos bolivianos y chilenos.
El nombre surgió de la idea que tenía Ozzy (baterista de Humano) de hacer caer las fronteras políticas impuestas por los gobernantes de ambos países, y vernos como parte de una misma cultura y un mismo presente histórico. Además reforzar estos vínculos de unión e integración con lenguajes universales, como la música.
El proceso de recibimiento de bandas independientes chilenas que se vino realizando en la ciudad concluirá este viernes 11 de agosto con un festival en la discoteca ex Carnival (Libertador casi América) que arrancará a las 18:30.
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