La velada fue histórica, pues se trató del primer recital internacional en El Alto de género trova, al que asistió el Primer Mandatario y otras autoridades de Estado.
En realidad, el Jefe de Estado casi no conocía las letras, pero aplaudía entusiasta contagiado por la emoción de la presidenta del Senado, Gabriela Montaño, y del embajador de Argentina en Bolivia, Ariel Basteiro, quienes estaban entre los más alegres de la primera fila, a escasos metros del escenario. En el ínterin, el autor de Los salieris de Charly regaló casi 20 canciones, desde clásicos como La cigarra -que desató encendidos vítores- o Pensar en nada -que puso a saltar al ministro de Culturas, Pablo Groux-, hasta temas de sus recientes discos como Fachos, El desembarco y El argentinito. La impecable organización -escenario, luces, accesos-, la activa y entusiasta participación de la gente fueron los puntos altos que contrastaron con el crudo invierno alteño, la lejanía del escenario (¿por qué no habilitaron buses?) y algunos problemas de sonido atribuibles al eco del imponente coliseo alteño. El músico para su tema Hoy bailaré, uno de sus temas de su reciente disco, invitó a dos parejas a bailar mientras se veía de fondo en pantalla gigante a los caporales argentinos.
El recital del argentino, de 61 años de edad, fue en homenaje al 233 aniversario de nacimiento de la heroína de la independencia Juana Azurduy de Padilla. “Gracias por su presencia, señor Evo Morales, es un honor realmente”, afirmó Gieco en el marco de un masivo aplauso.
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