Eso sí, la música será sólo "la excusa", como afirman los organizadores. Y es que el sello de la casa es haber conseguido crear un macrorecinto de ocio con tirolina, karaoke, noria, carpas VIP, tiendas y hasta un espacio Street Dance, que reproduce una típica esquina neoyorquina por la que pasarán espectáculos de baile urbano.
Rock in Río se reinventa y, si en la anterior edición (2010) la novedad fue un día dedicado a las familias, esta vez la reina será la música electrónica. Aparte de la ya tradicional carpa dedicada a sintetizadores, house y dance, que se mantendrá durante las cuatro jornadas, la electrónica tendrá su gran noche el 6 de julio. Esperan 250 mil personas.
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