martes, 20 de junio de 2017

Alfonso Aramayo El rap le cambió la vida y aporta al movimiento



Escuchó la canción de rap Mi abuela y la vida le dio un giro total. Se dio cuenta de que el parafraseo guardaba una carga narrativa mortal y de grueso calibre. Entonces Alfonso Aramayo decidió que lo suyo era la poesía cantada y apostó todo por el movimiento rapero local. Y el ambiente lo conoce como el Marraketa Blindada.

Paceño de nacimiento (1977) y tras una actividad escolar y colegial como la de cualquier mortal, Alfonso ingresó a la carrera de Comunicación Social de la Universidad Católica Boliviana (UCB), y a la par formó un grupo junto a algunos de sus compañeros, entonces nació The Way, de influencia Cypress Hill, y Beasti Boys, de reconocida trayectoria a mediados de los 90. Esta agrupación no tendría mucha vida y una vez alejado y rebautizado como Marraketa Blindada, Alfonso concibió una gran admiración por Nilo Soruco, el cantautor exiliado en dictadura, autor de innumerables cuecas. El rapero incluyó una versión del tema La noche de San Juan para una de sus investigaciones universitarias. En esa vía musical, su exgrupo The Way fue invitado para el festival La Paztoock de febrero de 2000 como teloneros de los argentinos Illya Kuryaki & The Valderramas.

Pero no todo era música en la vida del barbado muchacho, pues se volvió un activista por los derechos de los infectados por el VIH, defensa del medioambiente y de los discapacitados. Asimismo, atigrado de nacimiento e infaltable a la curva sur del Hernando Siles, se convirtió en otro de sus voceros a través del arte, grabando videos que él mismo musicalizaba para retratar la vida de un “tigre” y también hacer de productor en uno de los programas que unía a los hinchas aurinegros.

También condujo y dirigió un programa televisivo sobre las culturas urbanas paceñas, en el que de alguna manera ponía en práctica su perfil de denuncia social. Posteriormente incursionó en la radio y hasta se dio a la tarea de dirigir un taller de rap para muchachos de bajos recursos en El Alto; uno de sus alumnos más destacado fue Abraham Bohórquez, alias Ukamau y Ké. Y en una faceta casi desconocida, Alfonso participó de un libro que narra historias del club que tanto ama, el The Strongest, al que le dedica unas líneas.

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