lunes, 17 de abril de 2017

Llajta Rock, sólo un festival o la urgencia del arte



El Llajta Rock cumplió su séptima versión el pasado fin de semana, y si bien a lo largo de los años ha ido mutando en su dinámica y también en su espacio, ya se establece en el mARTadero en las dos últimas versiones; pero sin que esto signifique que no ha crecido, todo lo contrario, cada versión se hace más imponente.

Hasta el año pasado, sólo era una jornada, este año se estrena el formato de dos noches y, nada más y nada menos que 16 bandas en escenario, bandas de gran parte del país se presentaron en este Llajta Rock 2017, cuatro departamentos estuvieron representados de manera impecable.

El Llajta Rock se consolida como el festival de rock más importante del año en Cochabamba y, junto a otros eventos, se convierten en las plataformas más directas para poder observar y apreciar el crecimiento del rock nacional, como también poder formar parte de una historia de la música en nuestro país.

Es así que nos podemos dar el lujo de ver en una sola noche, por ejemplo, a la emergente Poncho Blues Band, como también reafirmar el poder de La Logia; revivir grandes momentos del rock cochabambino con la leyenda Sacrilegio o rompernos la nuca con el dread-core de Matamba.

Conocer una remozada y fresca versión de Mammut, entender por qué Animal de Ciudad es la banda con mayor proyección hacia el exterior, disfrutar de ese curioso funk-reggae que hace Rugir de León o ese volver a las raíces de Wookie Dread y su conexión con Jah.

El Llajta Rock nos permite dejar de lado prejuicios, poses y limitaciones autoimpuestas y poder formar parte de un grupo de gente, por suerte cada vez más grande, que tiene los oídos y la mente tan abiertos como para crear una fiesta con sonidos tan heterogéneos como los debutantes Ars3nico.

Dejarse cautivar por el pop-rock tan fino de Walkman, cantar a voz en cuello junto a la banda de mayor crecimiento en Cochabamba en los últimos años como es Mandíbula, volver a sentir la esencia y magia de Oz; entender y aprender a querer las letras llenas de sensibilidad de Karloz de la Torre y la Banda del fin del mundo; volver a creer en el rock como medio de protesta junto a los grandiosos A Pie, sorprendernos con una gran banda como es Armadura y temblar nuevamente con el peso y solidez de Daga.

El Llajta Rock 2018 ya tiene fecha y se está empezando a trabajar para volver a ofrecer una cartelera de lujo para poder seguir apreciando la mejor música de Bolivia; trabajo que se pinta complicado, no por factores de calidad y capacidad de nuestros músicos, tampoco por la respuesta de nuestro público, sino, principalmente para superarse a sí mismo y poder reinventarse de tal manera que sea mucho mejor que esta versión que, por poco, me atrevo a decir: ¡rayó en lo perfecto!

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