domingo, 10 de mayo de 2015

Fueron ocho tocadas de La Chiva en el extranjero

Sin prisa, con ánimo relajado y un tono de entusiasmo humilde, los integrantes de “La Chiva” empezaron a relatar las experiencias de su paso por el país carioca.
A mediados de abril el grupo blusero que se identifica más como una familia que trabaja y vive la música, llegó a Sao Paulo como parte del programa de intercambios que gestiona la red brasilera de colectivos culturales “Fora do Eixo” y la red boliviana TelArtes. La Chiva fue seleccionada de entre muchas bandas bolivianas que concursaron para acceder a este programa de intercambios, donde el único requisito era tocar como nunca.

Fueron dos semanas intensas, ocho tocadas, seis ciudades, una parada en el estudio, diversos escenarios, festivales, boliches, playas y carreteras… muchas carreteras recorridas. “La mayor parte del viaje ha sido viajar tocar, agarrar tus cosas, volver a viajar y volver a tocar, hemos ruteado un montón” comenta Sergio Carrasco, bajista de la banda.

Pero las carreteras no son los únicos trayectos por los que los músicos se desplazan, apenas son vasos comunicantes que nutren el nuevo movimiento cultural alternativo que emerge en Brasil. Las dinámicas culturales resplandecen en un bello tono eléctrico que recorre todos los caminos cerrando las distancias que nos separan, el entusiasmo que los artistas empeñan en mostrar y vivir de su trabajo es la clave definitiva de este movimiento. “Un día nos dicen que había el vehículo pero no el chofer, y ahí el Sergio ha tenido que manejar, imagínate, conducir cinco horas y luego tocar” contó Gonzalo Pardo “El Chivo”, guitarrista y vocalista del grupo.

La afluencia de muchas culturas en un diálogo común es justamente una de las experiencias más atesoradas por el grupo sucrense: “En una noche podíamos tocar con una banda de Francia, Argentina u otra ciudad. Había un intercambio denso de lenguajes y de onda, igual porque no todos eran blues” explica el Chivo, quien luego bromeó: “La diversidad era increíble, los franceses tocaban creo que tecnocumbia y la banda argentina tocaba digamos, música boliviana”.

El fruto de todo este intenso trabajo es una mayor cohesión de la banda que ya lleva bluseando más de diez años y presentará un nuevo disco este año. “Fue un gran esfuerzo de trabajo en equipo, cuando terminaba la tocada había que alistar las cosas y volar a la otra y luego había digamos, un pequeño festejo”, cuenta en medio de risas, David Iturias, productor de la banda.

Es una tarde soleada, los instrumentos descansan en sus pedestales, y el ambiente esta colmado de buenas vibraciones que se desdoblan infinitamente en el espacio como dulces notas musicales. Algo ha cambiado en sus miradas, es la tercera vez que la banda sale al exterior en los últimos años, pero esta es la primera vez que se nutren de las “vibras” del “país mais grande do mundo”. Todo está bien, la historia continúa y es una promesa que brilla en el horizonte al ritmo del blues.

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