domingo, 31 de mayo de 2015

El grupo de reggae Los Cafres tocará el próximo sábado en el teatro Don Bosco de La Paz.

se placer de oír algo distinto, pero que suena familiar, sentir el poder de un cantante que piensa lo que dice, disfrutar de arreglos y detalles que solo se perciben después de rayar el disco de tanto escucharlo, recordar el casete, conservar el CD y ahora descargar su música o escucharla en YouTube son los privilegios que la banda de reggae argentina Los Cafres permite disfrutar a sus fanáticos que los siguen desde su fundación en 1987.

El concierto que darán en La Paz forma parte de la gira 25 años de música!, con la cual el grupo llenó teatros en distintas ciudades del mundo, como Florida, Washington, California (aclamados en el mítico House of Blues de Hollywood), Bogotá, Lima, México DF y Asunción. Después de Bolivia irán a Chile.

En su natal Buenos Aires y en toda Argentina ya son célebres por sus espontáneas apariciones en boliches y por sus elaborados conciertos donde se explayan, acompañados de bandas de 10 o más músicos.

Es viernes y Bonetto, la voz y líder vitalicio de Los Cafres, está en su habitación de un hotel de Lima (Perú) donde ya piensa en la prueba de sonido para esa noche. Suena el teléfono, él esperaba una llamada, pero más tarde. Contesta y pide un momento para acomodarse y cerrar la ventana para evitar el ruido.

Treinta segundos después toma el auricular y espera las preguntas de EL DEBER. Bonetto tiene la cara angulosa, los ojos hundidos, la delgada mandíbula decorada con bigote y la barba del mentón siempre bien retocada. Es moreno, flaco y tiene pelo corto, parece un muchacho promedio del conourbano bonaerense.

Habla pausado, transmite serenidad y seriedad a cada palabra. Contesta en un mismo tono y ritmo, nada parece acelerarlo o emocionarlo de sobremanera y no teme decir “no sé” o “no me interesa”, cuando es necesario y sin el menor menosprecio.

Es su primera vez en Bolivia, ¿qué esperan encontrarse?
Sus caras y sonrisas. Sus abrazos, físicos y musicales. Queremos lograr una comunicación con nuestro público boliviano porque de eso se trata la música, de compartir y reafirmar que todos pasamos por lo mismo, que todos estamos en esa dicotomía entre nuestra individualidad y el hecho de que todos somos uno. Lo que queremos es generar un lazo con la gente de Bolivia para poder volver siempre (ríe).

¿Y qué debe esperar el público de ustedes?
Nuestro show lo vamos armando en cada lugar, pero es un espectáculo extenso y ligero para escuchar. Hacemos versiones de canciones clásicas y tocamos lo nuevo. Nos sigue moviendo nuestra pasión original y eso es lo que mostramos.

Son una de las pocas bandas de reggae sudamericanas que hacen giras internacionales, ¿cómo toman la oportunidad y la responsabilidad de ser un emblema del género?
No le damos importancia a los títulos ni etiquetas. Nos gusta la música y no nos creemos emblemas. Siempre nos mantenemos desnudos de esas cosas y nos dedicamos a cuidar el proyecto original, somos responsables de permitir que nuestras creaciones crezcan y de guiarlas a buen puerto, es decir, a una grabación o un show en vivo. Es un trabajo muy delicado que requiere una cuidada
elaboración.

¿Cuál es ese “proyecto original”?
El reggae es amor e introspección. Es muy importante el silencio y la reflexión. Como muchas bandas, nosotros empezamos jugando, imitando lo que nos gustaba. Creo que lo importante es que tenemos una visión de lo que queríamos ser y esa es la pasión interna que nos permite seguir. Nos enamoramos del reggae, pero no lo copiamos, lo tradujimos a nuestras creencias. Uno no se puede esclavizar a los estigmas del reggae, porque viene de una cultura muy diferente a la sudamericana.

¿Y cuáles son las herramientas para su elaboración?
Para hacer música hay que saber callar y escuchar. Hay que respetar. Tratamos de modificar solo lo necesario y mantener la potencia de origen que dio nacimiento a la pieza.

La banda, que la completan Claudio Illobre en los teclados, Gonzalo Albornoz en el bajo, Sebastian Paradi\si en la batería y media docena de músicos con vientos, guitarras y percusiones mantiene la estructura casi intacta desde su primer disco, Frecuencia Cafre, lanzado en 1994. La ‘masividad’ les llegó 10 años después con su álbum Quién da más? Y su hit Si el amor se cae. Son una de las bandas más prolíficas del reggae sudamericano con 13 discos grabados y colaboraciones en muchos otros, participaciones en programas de TV y giras continuas por toda Argentina. Alguno de sus temas más sonados son Bastará, Tus ojos, Casi q’ me pierdo, Capitán Peluza, Momento y Kaos).

Después de 25 años, ¿qué los mantiene unidos como banda?
Seguimos siendo el mismo grupo que en el primer ensayo. También nos mantienen los sueños por cumplir que tenemos como banda. Siempre buscamos otras formas de transmitir con la música, tenemos claro que hay mucho todavía por hacer.

¿Cómo por ejemplo?
Me gustaría que nos desarrollemos mundialmente. Quizás suena a delirio, pero sabemos que podemos, porque la gente que nos escucha lo hace de verdad, no la que sigue la moda, sino a la que de verdad le gustamos, la que nos hace parte de su vida. Por eso creemos que podemos, lento, tranquilos, pero lograr algo mundial.

¿Qué planes a futuro tienen Los Cafres?
Tenemos un proyecto en nuestras mentes y corazones, es un nuevo disco que esperamos lanzar el próximo año. No te puedo decir nada de eso todavía porque está en creación y ahora tenemos la mente en la gira.

Sus canciones tienen toques de jazz, dub e incluso hip-hop, ¿cómo sale eso?
Eso es algo que tuvimos desde el principio. Luego, por ejemplo, hicimos un disco versionando temas de otros músicos, y cuando nos vimos frente a una canción de John Lennon, primero te inspira mucho respeto y no te animás, pero después te das cuenta de que tiene una rítmica parecida. También con los años te vas llenando de armas que te ayudan a crear, esa es la idea de esos aportes.

¿Después de 25 años qué cambia a la hora de hacer un nuevos temas?
Después de 25 años uno sigue aprendiendo y lo que cambia es que; sobre todo, se aprende que sí se puede.

Con esa serena contundencia Bonetto termina de responder y con la misma serenidad activa se despide deseando un futuro abrazo en Bolivia

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