domingo, 13 de julio de 2014

Pedro Guerra vuelve a La Paz para celebrar 30 años de vida artística


EL CANTAUTOR tiene 14 discos grabados, difunde su último trabajo “20 años libertad 8”.

El cantautor Pedro Guerra (Guímar, Tenerife, Islas Canarias) retornará, luego de dos años, a la ciudad de La Paz este 28 de julio y actuará en el Teatro Municipal “Alberto Saavedra Pérez” en un concierto donde se presentará sólo con su guitarra para reencontrarse con su público y presentar, además, su último disco titulado “20 años libertad 8”.

El compositor de grandes éxitos como “El marido de la peluquera”, “Contamíname” o “Lazos” llegó a la Sede de Gobierno en julio de 2012, donde también actuó en el Municipal y el teatro del Colegio Calvert, presentaciones que fueron aclamadas por el público local y otros que llegaron de distintos puntos del país.

A continuación mostramos una entrevista realizada por elPeriodico.com al artista que fue facilitada por el productor del evento en La Paz, Jean Claude Eiffel, quien, en comunicación con EL DIARIO, destacó que el cantante se llevó una magnífica impresión en su primera vista a esta ciudad.

“Se quedó bastante contento con la respuesta del público. Él no esperaba encontrar en nuestro país a gente que coreara sus canciones. Eso le gustó muchísimo. Hizo notar que La Paz es una ciudad distinta”, declaró Eiffel, a la vez de anunciar que espera tener las entradas a la venta desde este viernes en el mismo teatro.

Posteriormente, el Decano de la Prensa Nacional tendrá una entrevista exclusiva con Pedro Guerra por vía virtual para el agrado de sus lectores.

CONOZCA A PEDRO GUERRA COMO LA PALMA DE SU MANO

En su DNI pone “Pedro Manuel”. O salía cantautor o protagonista de telenovela. Tiene 46 años, dos hijos y 14 discos. El último valdría como sinopsis: ‘30 años’ en un triple CD. Como buen cantautor, razona como un filósofo y habla con chispazos de indignado. Tiene doble personalidad marca Géminis. Eso significa que puede ser a la vez pragmático y utópico. Que se piensa todo muchííííísimo y se mueve por impulsos. Con la mano boca arriba, asegura que no, que no se conoce como su palma. “Pero sí intento conocerme. Incluso he recurrido a ayuda externa”. Ayuda externa = “Terapias y esas cosas”. Así que define qué tipo de persona es sin pestañear: “Soy más de los que se dejan llevar que de los que se logran imponer”.

¿A usted quién le ha puesto los dientes largos?

Mmmmm. No hay muchas cosas en mi vida personal que me pongan los dientes largos. En la vida social, sí. Las injusticias, por ejemplo. La caradura que tiene mucha gente.

Se rompió el diente al volver del colegio.

Se cayó. Me caí.

¿Alguna pelea?

Ninguna. Las evité todas. Si alguna vez había la más remota posibilidad, salía corriendo para el otro lado.

Así que no ha dado Guerra.

Casi ninguna.

De hecho, se apellida Guerra Mansito.

[Ríe] Y he sido más Mansito que Guerra toda mi vida.

Le han puesto una calle en su pueblo, Güimar [Tenerife].

[Asiente].

Está justo antes de la Calle Calvario.

Ja ja ja ja. Hacía años que no oía ese nombre.

¿Ha sufrido mucho?

No, no. Pero sé que el sufrimiento... El simple hecho de que las cosas se terminan ya es una forma de sufrimiento.

Su padre fue alcalde. El más joven de España.

Fue alcalde cuando yo era pequeño. Después fue presidente del Parlamento de Canarias y, ya en la última época de su vida, senador.

Usted ha llegado a ser presidente de la comunidad.

[Ríe] Sí. Empecé a vivir en Madrid en una casa y nunca iba a las reuniones. Fui una vez y salí presidente. Fue una experiencia terrible.

Los vecinos criticaban sus canciones.

Sí, sí, sí. Una de las vecinas me dijo que me escuchaba tocar por las noches. Y, es más, añadió: “Esa que estás tocando es feísima”.

Su abuela regaló una fortuna.

Era muy religiosa y daba mucho dinero para las cosas estas de la Iglesia. Sí, dio bastante dinero.

¿Qué habría hecho usted con esa fortuna?

Con todos los respetos hacia mi abuela, dárselo a la Iglesia, no. No lo sé. Probablemente lo hubiera invertido en mi familia.

No creo en Dios. No. Y en la Iglesia, menos.

“No es que sea tímido -decía Víctor Manuel- es lo siguiente”.

Sí [se ríe]. Sigo siendo tímido, pero menos. Porque mi profesión te obliga a tener un contacto y tienes que superarlo. Y porque con la edad esas cosas disminuyen.

La timidez -dice- está ligada con la inseguridad personal.

Yo pienso que sí. Que los tímidos tenemos un poquito de miedo a enfrentarnos.

¿Con los años también ha...?

Ha disminuido. Pero hago terapias. Y me cuesta decir que no. Yo soy de los que cuando son pisados piden perdón.

De pequeño quería ser Nino Bravo.

Sí, cierto. Es una de mis primeras referencias.

Pero no hay que ser bravo para ser cantautor.

No. Soy más Mansito que Guerra y aquí estoy. Quizá lo que hay que tener son convicciones firmes.

¿Usted las tiene?

Creo que sí. Sé en lo que creo.

¿En qué cree?

No creo en una sola cosa. Creo en muchas. En la igualdad, por ejemplo. Entre los hombres, las mujeres, los seres humanos.

Acaba de publicar su disco número, cuántas canciones inéditas acumula en los cajones?

Ahora mismo puedo tener... que yo tenga aceptadas como canciones, 25 o 30.

Necesita el reconocimiento familiar para que una canción sea canción.

Sí, sí, sí, sí.

De su mujer, sus hijos...

De mi familia, de mis hermanos. Siempre he necesitado mostrarle la canción a alguien. Me ha ayudado mucho. Es un test que, si no lo hiciera, quizá sentiría que todo lo que hago es magnífico. Y no es verdad.

¿De qué está más orgulloso?

De haber sido capaz de llegar hasta aquí. Igual también puedo estar orgulloso de mi paciencia. Creo que si llegué hasta aquí es porque supe esperar a que cada cosa sucediera cuando tenía que suceder.

¿Esperar es el secreto del éxito?

Desde luego es uno de los caminos para conseguir cosas. Ser capaz de esperar. Y creer mucho en lo que haces.

Ha dicho que era “un poco panoli” en los temas amorosos.

Sí. Cuando era más joven, sobre todo. Como era muy tímido, era muy torpe.

Ponga un ejemplo práctico.

Si me gustaba una chica, no soy yo de esas personas que se acercaban. He tenido amigos muy desenvueltos, que en dos minutos ya estaban charlando. Yo he sido incapaz toda mi vida.

¿Y cómo ha sobrevivido?

Porque las situaciones no son todas así, menos mal.

¿Ha comido más perdices o calabazas?

Probablemente más perdices. Me dieron calabazas también, alguna vez. Pero ahora llevo 13 años con mi pareja y todas las perdices que he comido me valen para el resto.

Nunca ha reprimido su sensibilidad.

Digamos que el lado machito no lo tengo nada desarrollado. Para ciertas actitudes, creo que puedo llegar a ser incluso muy femenino.

¿Qué actitudes femeninas tiene?

Creo que la sensibilidad es muy femenina. A mí no me importa llorar con una película.

Un cantautor se declarará cantando.

Ja ja ja. Con la persona con la que estoy no me declaré cantando. Pertenezco a una generación que ya ni siquiera nos declaramos, sino que las cosas son, se saben y se hablan. Luego le he escrito canciones a mi mujer. He declarado mi amor cantando, sí, eso es verdad.

Ha declarado su amor cantando a su mánager.

Sí, pero fue primero mi pareja y después mi mánager.

¿Es mánager también en casa?

No, no. En casa intentamos repartirnos todo equilibradamente.

Se convirtió en padre de la noche a la mañana.

Sí. Cuando empecé a vivir con mi actual pareja, Lara tenía 5 años. Y luego hemos tenido un niño en común.

Los tres tienen su propia canción.

Sí, sí.

Así que está cantado que tendrán un final feliz.

Eso espero [se ríe]. Eso espero. Por lo menos eso es por lo que trabajamos.

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