miércoles, 26 de marzo de 2014

‘Mundy’ Farah refresca el acervo oriental con jazz

En su estudio de diseño, entre planos arquitectónicos y apuntes de su negocio ganadero, ‘Mundy’ Farah tiene una guitarra. El instrumento es su pasión desde que dañineaba la de su padre cuando era muchacho.

Motivado por esa afición que cultivó en serenatas es que decidió entrar al estudio de grabación Trilogía y registrar su segundo disco con la colaboración de Glen Vargas.

El arquitecto eligió ocho canciones emblemáticas del folclore oriental para cantar y producirlas con arreglos acústicos de jazz, bossa nova y blues.

El resultado es Perfume de mujer, una obra atrevida e innovadora, que internacionaliza el acervo de la llanura boliviana con buena calificación, y es que los compositores de las piezas seleccionadas dieron su visto bueno. “Fui a buscar a los autores para mostrarles cómo quedaron sus canciones porque tenía temor de lo que vayan a pensar, pues se trata de canciones casi sagradas, pero Nicolás Menacho (El trasnochador) lloró al escuchar su tema. José Villar (Raza camba) me dijo ‘estoy loco, está bellisísimo’, y José René Moreno (Mi viejo Santa Cruz) se emocionó”, relata.

Farah también incluyó Chipazón, un tema compuesto por Luis Rivero y José Farah, su padre, que tiene todo para convertirse en un éxito. El cantante hizo lo propio con Perfume de mujer, una pieza en la que comparte créditos compositivos con José Villar y que le da nombre al disco.

Glen Vargas grabó todos los instrumentos de la placa, excepto los solos de trompeta (Erick Cuevas y ‘Pilulo’ Velarde) y los de piano (Jeremías Méndez), mientras que la percusión estuvo a cargo de Adonis Betancourt. “Pero no me voy a subir a un escenario, hágame el favor”, exclama con su vozarrón de camba genuino. La placa cuesta Bs 50 y Farah dispuso que lo recaudado vaya en beneficio de los damnificados de Beni


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