domingo, 6 de octubre de 2013

Jesús Chama, el hombre detrás del artista que atravesó situaciones difíciles para escalar alto

En medio del ajetreado movimiento que implica producir un show de televisión que va rompiendo esquemas en Bolivia, Jesús Silver Chama Velásquez se transforma, con su cautivante voz, en la artista mexicana Alejandra Guzmán.


Ni los técnicos ni los curiosos que asisten a los ensayos interrumpen a este cantante, que se ha ido preparando durante largas jornadas para poder imitar perfectamente a la Guzmán.


Cubierto con una chalina, vistiendo un bluyín y una polera gris manga larga, Jesús se desplaza por el escenario con sutiles movimientos femeninos.


Acepta que lo que más le ha costado es imitar la sensualidad de una mujer, más aún a la mexicana, que levanta suspiros en cada una de sus presentaciones. Faltan pocas horas para la final y el ambiente se torna denso, pues entre chiste y chiste de los presentes, se especula que Vicente Fernández se llevará los 10 mil dólares a casa.




Ni él se la cree todo lo que le ha pasado estos dos últimos meses. La simpatía de este potosino, nacido en Tupiza hace 33 años, cautiva a cualquiera, y más aún, al público que lo siguió durante su crecimiento artístico como Guzmán en la primera temporada del programa Yo me llamo y que fue transmitido por Unitel. De carácter espontáneo, llega a la entrevista rebosante de alegría y con un picaresco humor relata que quiere echar raíces en Santa Cruz casándose con una cambita.

UN GRAN CLAN
De numerosa familia - son seis hermanos - Jesús es el segundo hijo de Teófila Velásquez, quien a su corta edad y con tan solo 14 años, tuvo que lidiar con los embates de una época donde las madres solteras no eran bien vistas.


Juana Sandra (35), Samuel (22), Celeste Karen (18), Ariel (16) y Sergio (15) forman parte del clan que apoya a Jesús en su sueño de llevarse el premio.
En primera instancia no menciona a su padre, pero luego cuenta que este abandonó a su madre cuando supo que estaba esperando familia.


De pequeño Teófila lo llevaba al campo a recoger leña porque, como él dice, no nació en cuna de oro. “Es una mujer muy sufrida, pero aun así nos supo criar muy bien; mi hermana mayor y yo ya somos profesionales”.


Su madre se las vio difícil con dos hijos pequeños, abandonada por sus padres, decidió que nunca les faltase la comida. Ahora Teófila es una de las mejores cocineras de Tupiza, incluso es la chef del hospital municipal y siempre es invitada a varios eventos para que cocine. “Tiene una sazón que la hace ser reconocida en todos lados”. Gracias a su habilidad, Teófila hoy posee varias casas en su pueblo natal y la época de escasez quedó atrás.

CARIÑOS Y FALENCIAS
Pasó por varios centros educativos. Estudió en el kínder Hernando Siles, luego en la escuela Bolivia, en la 7 de Noviembre, en la Tupiza, y la secundaria, o medio como era en ese entonces, lo hizo en el colegio Chorolque de su pueblo natal.


Cuando tenía unos 10 años, Jesús recuerda que su padre volvió a Tupiza para darle su apellido. Su madre le pidió que la ayudase económicamente con su hijo pero él, si bien se comprometió, nunca lo hizo. Esto fue el inicio de una relación que hasta la fecha no prospera.


Todos los días asistía sagradamente a las 6:00 a la Iglesia de Tupiza, como era monaguillo tenía que tocar las campanas para el llamado a misa y de paso ensayaba en el coro de la misma. Recuerda con nostalgia que llegaba al templo con sus zapatos rotos pero con la convicción de algún día ser alguien diferente.
Pero ¿cómo es que llega la música a su vida? Desde niño cantaba e imitaba a otros artistas. Cuando tenía unos 12 años y mientras lavaba ropa, escuchó en la radio a Daniela Romo. “Creo que fue a la primera artista femenina que imité”.

Su madre lo veía raro porque no entendía cómo su hijo varón podía cantar como una mujer.


Ella igual imita voces, “incluso lo hace como una guitarra, es increíble, creo que de allí heredé este atributo”.
Teófila asistía a todos los actos cívicos donde Jesús se presentaba, “pero ya aquí viviendo en Mineros y en mi mayoría de edad, se dio cuenta del talento que tengo para cantar”.

SU NOBLE CARRERA
En 1999 Jesús se marcha a la capital potosina a estudiar Derecho e ingresa a la Universidad Autónoma Tomás Frías. Los recursos eran insuficientes, 200 bolivianos al mes no abastecían para una carrera que implica bastantes gastos, pero esto no lo detuvo a seguir con su sueño de ser profesional. “Ingresé a estudiar Trabajo Social y al cabo de un año me di cuenta de que era realmente mi vocación”.


Para continuar con sus estudios universitarios, en una época donde el dinero escaseaba, un amigo le recomienda hacer una prueba en un grupo musical, pues creía que tenía buena voz. Así fue que llegó a cantar y a hacer negocio de la música. Plástica y otros grupos musicales de Potosí han tenido a Jesús en sus filas como intérprete. Incluso, cuando faltaba la solista femenina, él la imitaba causando sensación entre el público.
Pero las interminables noches de fiesta en fiesta comenzaron a pasarle factura.

A pesar que su maestra de canto, Carla Casanova, en Yo me llamo, cuenta que su voz es una herramienta perfecta, él cree que lo que hizo en la universidad llegó a lastimarla.


Las desveladas para cumplir con sus compromisos laborales ocasionaron que sus notas universitarias no fueran las mejores “tampoco las peores porque terminé de estudiar en el tiempo adecuado”.


¿Y cuál era el estilo musical que interpretaba?
“Canté de todo, desde cumbia chicha hasta rock. En Tupiza formé un grupo con unos amigos, pero cantaba lo que realmente me gusta, las baladas. Era al estilo de Charlie Zaa”.
En medio de sus shows pedían a gritos que cantase como mujer, fue así que una de las primeras canciones que imitó en público fue El hombre es como el oso, de la mexicana Laura León. También cantó en esa época en inglés, canciones de las 4 Non Blondes y Scorpion están en su repertorio.

LA PROFESIÓN, LO PRIMERO
Luego de graduarse como trabajador social, Jesús viaja al norte de Potosí a trabajar.

La música, su pasión, queda a un lado, porque el esfuerzo suyo y de su madre no podían quedarse truncados. “Conocí de cerca las necesidades de estas poblaciones y la música quedó relegada”. Decidí que quería quedarme en esto para ayudar a la gente necesitada, pues en algún momento de mi vida también me tocó atravesar por estas situaciones”.


Vuelve a Potosí para trabajar en Voces Libres pero luego consigue un puesto de trabajo en un proyecto del Ministerio de Salud que lo lleva a vivir a Sucre. “Me fue muy bien pero de nuevo dejé la música; intenté, pero no se podía porque tenía que viajar a las comunidades, los municipios, ahora tengo el agrado de decir que conozco todo Chuquisaca gracias a ese trabajo”.


Al finalizar su contrato en Sucre Jesús regresa a Potosí y también al canto. Su grupo musical lo recibe con los brazos abiertos a la par de su trabajo en desarrollo comunitario. Los contratos comienzan a llegar nuevamente pero aún no tenía idea de lo que vendría más adelante.

OPORTUNIDAD PARA CRECER
Sorpresa y temor causa la llamada que recibe el 2012 ofreciéndole trabajar en un proyecto del Ministerio de Medio Ambiente y Agua en Santa Cruz. El miedo lo invade, porque le decían que era una ciudad peligrosa. “Me decían que uno no podía ni salir a la esquina porque le daban para su tiro o le pegaban”
Sin embargo, se anima a viajar porque asegura que los músicos que se quedan allá no pueden llegar a prosperar. Santa Cruz, para él, es el paraíso en cuanto a contratos y crecimiento profesional en cualquiera de los dos ámbitos donde se desempeña.

Primero hace escala en el Plan Tres Mil y durante algún tiempo trabaja en su profesión. Gracias a su esfuerzo y dedicación, Jesús es transferido a otro proyecto en Cuatro Cañadas donde arma un grupo musical con los jóvenes de la zona, pues una de sus habilidades como trabajador social es la de entablar buenas relaciones con este segmento.


“Teníamos pequeños y esporádicos contratos, los motivaba para que toquen temas de la música nacional. Canto similar a Elmer Hermosa y siempre íbamos a los municipios a tocar. Nuestro grupo se llamaba Aristía”.


Cumple con sus funciones como trabajador social en Cuatro Cañadas y este año fue promovido de cargo y de lugar. Ahora se desempeña como responsable social del proyecto de alcantarillado en Minero.

SU PASADO, SU FANTASMA
En su vida, sin embargo hay un aspecto que le ha costado superar y es su relación con su padre.
Varias veces intentó comunicarse con él, incluso en sus años de universitarios vino a Santa Cruz para pedirle ayuda. Él se comprometía a hacerlo pero al final, la ayuda nunca llegaba. Jesús recuerda que el único que en su momento lo ayudó y al que siempre le estará eternamente agradecido es a tu tío Walter Chama.

Cuando llegaba aquí, él lo recibía con los brazos abiertos, lo invitaba a quedarse en su casa, incluso le dio su primer colchón cuando decidió echar raíces en tierra cruceña. Paradójicamente, cuando Jesús le llega la fama, su padre busca acercársele. Lo llamaba por teléfono pero él, para evitar el dolor de su niñez, decide no contestar.

“No le guardo rencor, pero la verdad es que no lo siento como mi padre, nunca estuvo conmigo y, cuando más lo necesité, me cerró las puertas” Espera que su progenitor sea feliz con su familia y sus hijos.
EJEMPLO PARA SU HIJO
Fue también durante su época de estudiante que Jesús se convierte en padre. En 2002 nace Fabio José, fruto de una relación sentimental que inicia en la época de universidad, y que hoy, pese a que su hijo se encuentra con la familia de su ex pareja en Villamontes, los lazos son más fuertes.
Confiesa que le encantaría tener un hijo que cante.

Fabio José, si bien lo hace, cree que le falta motivación y espera que su participación en el programa haya sido el empuje para que lo haga.

UN CAMALEÓN DEL CANTO
Fue en la televisión, en Minero, que escuchó sobre la convocatoria para el concurso Yo me llamo. Cuando hizo el casting llegó con la intención de imitar a Manuel Mijares.
Al jurado no le pareció mucho pues entre las reglas era parecerse también físicamente al personaje. Le preguntaron qué otro personaje imitaba, a lo que él empezó a cantar a Thalía, que tampoco les gustó.

Finalmente, y ante el nerviosismo que le estaba causando estar parado frente a personajes de la farándula, Jesús les comenta que imitaba a Alejandra Guzmán. Vladimir Bravo, Paula Unzueta y Alejandro Delius quedaron sorprendidos no solo con el parecido en la entonación y el color de la voz, sino también en la versatilidad del personaje que tenían delante de sus ojos.




El jurado le consulta si estaba dispuesto a actuar y vestirse como una mujer, Jesús no duda en hacerlo, incluso implica que aprendiera a caminar con tacones, se depilara las cejas, bajara casi nueve kilos de peso y cambiara de dentadura.

Cuando ya estaban elegidos los 24 imitadores, Jesús se sentía bajoneado.

Los demás ya tenían experiencia e incluso mejor técnica vocal y él solo sabía cantar. “Me hablaban de que cante en la o sol, y esas cosas yo no las entendía porque siempre fui un empírico en el canto”.
Tuvo que luchar también contra esas dificultades pero, gracias a sus maestros de canto y actuación, las cosas fueron cambiando en el transcurso de las semanas.

LA FINAL, PARA NO OLVIDAR
Si bien aún siente el sabor amargo de la derrota, Jesús relata que esa noche él estaba a punto de renunciar porque mucho se había especulado que Vicente sería el ganador.
Aun así, durante el ensayo final se lo vio tranquilo, cantando con su potente voz y desafiando lo que, para él, ya estaba dicho.

“Ya había escuchado que Chente sería el vencedor”. Él no se desanimó porque luego de quedar en el segundo lugar la gente lo reconoce por la calle e incluso le han mostrado un video donde una niñita llora cuando se entera del resultado. “Estas cosas me motivan a seguir adelante”.

Espera que con su experiencia su hermano menor se anime a cantar, él tiene su banda en Tupiza pero cree que al haberse presentado en el show y llegar a la final, se rompe el mito de que solo las personas con rostros o cuerpos hermosos pueden estar en la televisión.

¿Si pudiera volver al pasado volvería a presentarse? “Sí, claro que lo haría. No dudaría en volverme a presentar e incluso lo haría nuevamente como Alejandra Guzmán”. Insiste en que si noganó fue más que todo por la apariencia física, no por la forma en que canta.
Luego de la final, Jesús y los demás concursantes realizaron una gira por varios municipios cruceños e incluso participaron en la serenata de Santa Cruz en la Villa Primero de Mayo.

JESÚS CHAMA, PARA RATO
Al finalizar su contrato, que es por un año, Jesús quiere iniciar un negocio de imitadores, porque hay mucha gente que lo llama para dar espectáculos privados en varios pueblos y en otros departamentos. Sobre el tema económico, asegura que no le está yendo mal, pero tampoco cree que se le esté pagando bien por este oficio que le supone tiempo y esfuerzo. Las presentaciones normalmente las realizan en las noches y esto lo obliga a viajar desde Minero a Santa Cruz, para luego partir a donde lo solicitan.Por suerte, dice él, en su trabajo lo apoyan, es así que consigue los permisos para realizar las presentaciones en otros lugares.


“Trabajo doble, porque muchas veces me quedo hasta la madrugada para cumplir con el proyecto que llevo en Minero”.
Su espontaneidad le ha asegurado un buen camino como trabajador social, que inclusive le hizo merecedor del cariño de la gente de los diversos pueblos en los que ha vivido.


Jesús asegura que esta experiencia le ha servido para abrirse paso en el mundo del espectáculo, que al decidir vivir en Santa Cruz, si bien significó dejar a su familia, le abrió la posibilidad para trazarse una carrera y que, seguramente en un futuro, dará bastante de que hablar de este tupiceño que se robó el show y el cariño de miles de televidentes de todo el país


1 comentario:

  1. Me encanta este artista, por favor podrían facilitarme su numero telefónico para hacer un contrato.

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