miércoles, 8 de mayo de 2013

Lo bueno del nacional Hate: La sangre del tiempo.

No es posible narrar la historia del metal en Bolivia, sin mencionar el importante papel que Hate juega en su construcción. Cada producción de esta banda es a la vez un reflejo del momento que atraviesa la escena metalera boliviana desde la óptica de un trío paceño.

La sangre del tiempo se presenta como un punto de inflexión en el sonido del conjunto, una búsqueda exitosa por definir canciones con melodía en un género caracterizado por la percusividad de los riffs y el contraste dinámico a través de síncopas y juegos de alternancia rítmica.

Partiendo de esa premisa, estamos ante nueve canciones originales (en la edición regular) y dos reversiones (incluidas en una edición especial y limitada) que, juntas, nos dan un álbum redondo de principio a fin. El sonido explora diferentes aproximaciones dinámicas y consigue momentos destacables, tanto musical como técnicamente.

Las letras merecen mención especial, pues transmiten posiciones y perspectivas interesantes sobre temas de corte social, político y existencial, característica irreductible de Hate y que ha mostrado constante evolución a lo largo de su discografía. El primer sencillo promocional, La voz de Dios, es la mejor carta de presentación del trabajo. En el lapso de cuatro minutos ofrece un pantallazo de la frescura y contundencia contenida en este nuevo trabajo que, considero, se convertirá en un referente de calidad técnica, compositiva e interpretativa para futuras generaciones de metaleros.

Si lo tuyo es el metal, te recomiendo buscar a ojos cerrados una copia de La sangre del tiempo para tu colección. Sergio Candia

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